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El pinchazo de la burbuja solidaria en Castellón

  • La ciudad que en sólo una década vio multiplicarse por cuatro el número de ONG es hoy testigo de su caída en picado
  • La obra social vive su mayor crisis en la capital de la Plana

La capital de la Plana, que en 2006 presumía de haber visto multiplicarse por cuatro el número de ONG en tan sólo una década, es hoy testigo de una crisis solidaria sin precedentes. Entidades emblemáticas como Cáritas o Patim han alertado en varias ocasiones de que si la cosa sigue así, puede que no puedan continuar adelante con su importante actividad. Y es que lo cierto es que la difícil situación económica se nota, y mucho, no sólo en las aportaciones privadas, sino sobre todo en las de los distintos organismos públicos.

Sin embargo, lo que realmente sitúa a estas organizaciones sin ánimo de lucro al borde del abismo son los impagos. El Consell, por ejemplo, adeuda casi medio millón de euros a la Asociación de Familiares y Enfermos de Alzheimer de Castellón (AFA), que ya se ha visto obligada a despedir a alrededor del 50 por ciento de su plantilla por no poder hacer frente al pago de sus nóminas. Una lamentable situación que se une al reciente cierre del centro de día de atención a enfermos La Pineda, ubicado en el antiguo acuartelamiento de Tetuán XIV.

Además, y tal y como advirtió recientemente el presidente de AFA Castellón, Emilio Marnameu, «si los impagos siguen prolongándose en el tiempo, la decena de centros que gestionamos en la provincia correrán la misma suerte».

Algo muy parecido ocurre con Patim, Cáritas, la Fundación Síndrome de Down de Castellón o la que hasta ahora era la única vivienda tutelada para mujeres en riesgo de exclusión de la ciudad, cuyo cierre también fue anunciado la semana pasada.

Pese a todo, lo cierto es que estas organizaciones luchan por sobrevivir y mantener viva su importante labor social en la capital de la Plana, aunque no siempre lo consiguen. Y es que no sólo el Consell que preside el que no hace tanto era alcalde de una ciudad en pleno 'boom' social, Alberto Fabra, es responsable de su agonía. El tijeretazo es generalizado.

Así pues, de un tiempo a esta parte, los programas solidarios que desempeñan organizaciones como Aniuk-Cas o Smara Castellón, por ejemplo, también han visto mermadas en gran medida las subvenciones y ayudas que habitualmente recibían de los ayuntamientos y la Diputación. Algo que, evidentemente, les ha obligado a reducir el número de pequeños que cada verano traen a la provincia procedentes de Chernóbil (Ucrania) o Tindouf, en el Sahara.

La demanda va en aumento

El paro, claro está, tampoco ayuda, pues hay hogares que tienen a sus dos miembros principales sin empleo y no pueden asumir el gasto que supone atender a un niño de estas características durante varios meses. Y es que es precisamente ahora también cuando las personas, y sobre todo determinados colectivos, peor lo pasan, con lo que la labor de las entidades sociales se hace más necesaria.

Es el pez que se muerde la cola. La sociedad necesita más que nunca a las ONG y las ONG ven lastrada su acción por el descenso de las ayudas públicas. Reuniones con altos cargos, manifestaciones, encierros,... Cada asociación busca la fórmula que considera más conveniente para reivindicar lo que se le debe y que tanto necesita para sacar adelante su importante proyecto.

Y es que tras experimentar un crecimiento nunca antes visto en Castellón, las organizaciones sin ánimo de lucro viven ahora su momento más crítico. Nada que ver con aquel diciembre de 2006, cuando el entonces primer edil de la ciudad, Alberto Fabra, se enorgullecía de que, en sólo una década, la capital de la Plana había pasado de contar con 44 asociaciones que se dedicaban a atender a los demás a un total de 156. Todo un ejército solidario que hoy se enfrenta a su peor enemigo: la crisis.

Fuente: lasprovincias.es

Con la colaboración de