Ha regresado Héctor Alterio a recuerdos del pasado. A aquella visita, hace ya muchos años, que hizo a la madre del cineasta Juan José Campanella, ingresada entonces en una residencia. El objetivo era conocer de cerca a los enfermos de alzhéimer de cara a la preparación de la película El hijo de la novia, en la que el actor argentino interpretaba al marido de una mujer (Norma Aleandro) que presentaba ya síntomas de pérdida de memoria y deterioro intelectual.
Recientemente, el actor argentino ha visto de nuevo el rostro de la madre de Campanella, una señora que tenía más o menos la edad que él tiene ahora, 87 años. Un rostro inexpresivo y con la mirada vacía, que balbuceaba cosas incoherentes. Alterio ha revivido, de alguna manera, aquel encuentro para enfrentarse a su último trabajo: interpretar a un enfermo de alzhéimer en la obra El padre. Esta farsa trágica, escrita por el francés Florian Zeller y en la que no faltan el humor y el suspense, se estrena hoy en el teatro Bellas Artes, de Madrid, tras una gira por distintas ciudades españolas. Dirigida por José Carlos Plaza, el reparto incluye a Ana Labordeta, Luis Rallo, Miguel Hermoso, Zira Montes y María González.
Héctor Alterio pone rostro a una mente confundida, sumida en un olvido imparable, pero también a la inocencia, a la bondad y al enfado de muchos de los afectados de alzhéimer. “Llego a la conclusión de que es una enfermedad que la sufren mucho más los que viven alrededor del enfermo que la persona afectada”, dice Alterio. “En enfermo está en su mundo, un pozo negro interminable al que nunca se llega a acceder”, añade el actor, que tiene siempre presente que entre el público hay mucha gente que conoce y padece, de una manera o de otra, la tristeza que rodea a esta enfermedad.
Llega a Madrid tras casi 40 representaciones y conmovido por la reverencia y las lágrimas, “en cada función”, de muchos de los espectadores, que viven esta enfermedad de cerca. “Quiero sentir realmente cada función y no defraudar a todos aquellos cercanos al alzhéimer”, incide Alterio, que no sabe bien por qué últimamente le vienen a su cabeza rostros nítidos de su pasado, perdidos en el tiempo.
El padre, escrito desde la mente del protagonista, es uno de esos personajes que un actor no puede rechazar. Aunque complejo, la historia ayuda a entender mejor a todas aquellas personas afectadas por esta enfermedad neurodegenerativa. “Lo que yo pido cuando me ofrecen un personaje es que me dejen entrar en su mundo. Ahora también demando que sean caracteres que estén acorde con mis condiciones físicas y de edad”, aclara el argentino. “Con El padre me divierto cada tarde y me entretiene mucho porque sigo descubriendo cosas en ese pozo oscuro del alzhéimer, cosas que me enriquecen como actor y como persona”, cuenta.
A pesar de su imponente trayectoria tanto en el cine como en el teatro, las inseguridades y miedos no desaparecen con los años. “Aunque pase inadvertida, esa inseguridad aparece en más de un detalle de la función”, reconoce claramente Alterio. Por suerte, el trabajo diario alivia los miedos; “más, si es rodeado de buenos compañeros”.
Fuente: elpais.com