Los jubilados han mostrado estos días en la calle que son muchos y están muy cabreados. Sin embargo, la precaria sostenibilidad del sistema de pensiones es solo la punta de un iceberg capaz de hundir el 'Titanic' de nuestro Estado de Bienestar: las proyecciones de la ONU apuntan que España, con una de las tasas de natalidad más bajas del mundo, será en 2050 el país más envejecido del planeta. Y no hace falta viajar al futuro: ya hay casi 9 millones de españoles con más de 65 años y cerca de un tercio de ellos supera los 80.
Mientras, el número de plazas en centros residenciales no llega a 400.000 y, aunque el ritmo de crecimiento es rápido -hay 20.000 camas en proyecto-, no alcanza, ni de lejos, para cubrir la demanda: las listas de espera para las residencias públicas no paran de aumentar y las plazas privadas, con precios que oscilan entre los 1.000 y los 3.000 euros mensuales, no están al alcance de los menguantes ingresos de los jubilados.
«El cuidado de una persona dependiente es caro; que se lo pregunten a las familias. Y no podemos engañarnos, las tarifas son elevadas si queremos dar un cuidado de calidad que responda a las necesidades reales del paciente y a su dignidad como persona», sostiene Cheles Cantabrana, presidenta de la Federación Española de Alzhéimer.
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