En 2050 habrá 144 millones de personas viviendo con alzheimer en el mundo, tres veces más de lo que existe hoy. Así lo revela un informe de Alzheimer’s Disease International dado a conocer ayer, justo una semana antes de que los ministros de Salud y Ciencia de los países del G8 se reúnan en Londres para analizar cómo enfrentar esta enfermedad, que se ha transformado en una “epidemia” en los países desarrollados.
A la reunión -que se realizará el próximo miércoles- asistirán representantes de Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Rusia, EE.UU. y Reino Unido, quienes tratarán de concordar estrategias para fomentar la inversión y asegurar un enfoque de colaboración para el desarrollo de nuevos tratamientos contra las demencias, pero especialmente contra el alzheimer.
La meta de EE.UU. -impuesta por el Presidente Obama- es lograr una cura de aquí a 2025. Sin embargo, el mundo científico cree que en los próximos cinco años ya podría existir la primera terapia capaz de frenar el daño cognitivo que produce la enfermedad en pacientes que la inician y retrasarla en aquellos con antecedentes genéticos.
Así lo declaró ayer a The Telegraph Eric Karran, director de investigaciones en el Centro de Investigaciones del Alzheimer de Gran Bretaña, quien dijo que “los científicos están muy esperanzados en lograr, en cinco años más, un gran avance en el tratamiento con drogas para impedir el mal de alzheimer”.
Anticipándose a la cumbre del G8, Karran habló de las pruebas que hoy realiza el laboratorio Eli Llily en 2.100 pacientes con alzheimer con una droga llamada solanezumab, que promete demorar la aparición de la enfermedad, deteniendo problemas con la función cerebral y la conducta en aquellos que tienen demencia suave.
El experto dijo que si tienen éxito estas pruebas -que se extenderán hasta 2016- las personas que tengan una historia familiar de demencia senil serán sometidos a inyecciones mensuales diez años antes de que aparezcan las señales del mal. “Así como hoy lo hacen millones de personas para prevenir enfermedades coronarias tomando estatinas”, señaló.
Doug Brown, director de investigaciones y desarrollo de Alzheimer’s Society, dijo: “Si podemos demorar el comienzo cinco años, podríamos reducir a la mitad los casos de demencia, y las recientes investigaciones sugieren que eso es una posibilidad”.
TERAPIA PROMETEDORA
Los primeros estudios con solanezumab -probado en pacientes con demencia suave a moderada- no lograron los resultados esperados. Pero cuando el análisis examinó el impacto de la droga sólo en aquellos con demencia suave, los investigadores vieron que tenía efecto en el cerebro y la memoria.
Actualmente, las únicas drogas que se usan para la demencia pueden esconder los síntomas, pero no demoran su aparición.
En el caso del solanezumab, se trata de un fármaco biológico que actúa directamente sobre la placa beta amiloide, un grupo de proteínas que se acumula en el cerebro y que es una de las causantes de esta enfermedad. Este medicamento ha mostrado en pruebas anteriores reducir en un 34% el deterioro cognitivo en pacientes con alzheimer leve.
Claudio Hetz, del Instituto Milenio de Neurociencia Biomédica, dice que el trabajo que se viene desarrollando con este fármaco es uno de los más interesantes del momento porque ataca el origen de la enfermedad. “El problema de esta terapia es que no se entiende bien cómo funciona, ya que no penetra eficientemente al cerebro. Por lo que se cree que atrapa la proteína beta amiloide circulante en la sangre o tal vez le “enseña” al sistema inmune a atacarla llevando a su eliminación natural”, señala.
El experto chileno -que actualmente trabaja en una terapia génica financiada por la Asociación de Alzheimer de EE.UU.- dice que comparte la visión de Karran y que cree que “en los próximos 5 a 10 años tendremos tratamientos que retrasen significativamente la progresión del alzheimer”, señala.
Fuente: latercera.com