Sabela se sienta enfundada con un guante de practicar boxeo. Coge un lápiz e intenta unir una serie de puntos haciendo un dibujo en zigzag. Lo que en condiciones normales sería una tarea sencilla se convierte en una misión mucho más laboriosa. Y se complica aún más al intentar escribir su nombre. «Es más difícil y tardas más», responde cuando le comentan que se imagine tener que hacer así los deberes del colegio. Esta es una de las pruebas a las que se enfrentaron ayer los alumnos mayores de quinto y sexto de primaria del CEIP O Ramo de Barallobre. El colegio acogió una jornada impulsada por la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer, Afal Ferrolterra, para que los pequeños conociesen la enfermedad del Alzheimer y pudiesen ponerse en la piel de cómo afronta el día a día sobre todo un mayor con esta dolencia.
La actividad consistió en completar un circuito con cinco pruebas para vivir algunos de los problemas derivados de la enfermedad. Divididos en grupos, los estudiantes fueron completando la actividad para ser conscientes de las dificultades a las que se enfrenta día a día un mayor enfermo de Alzheimer. La primera estación estaba dedicada a la capacidad de recordar. Noelia, terapeuta ocupacional de Afal, les decía a cada uno dos difíciles palabras que tenían que recordar al rato, pero para hacer la espera más divertida por el medio jugaban a ponerle la cola a un burro con los ojos tapados.
La segunda estación estaba relacionada con la comunicación, y consistía en escribir con el guante de boxeo. Tras completar esta misión, la siguiente parada buscaba que los pequeños pudiesen comprobar los problemas de movilidad, y para ello tuvieron que calzarse unos zapatos de payaso. «Hacen el circuito pasando por encima de unas barras y pisando en unos aros», explicó una profesora del centro, Yolanda. Y tras superar estos obstáculos, con los brazos amarrados y pegados al cuerpo, debían intentar encestar en una canasta.
El circuito terminaba con las dos últimas pruebas consistentes en los problemas de distorsión e intentar reconocer los dibujos de varios objetos comunes con unas gafas que distorsionan la realidad, y para finalizar la de intentar realizar las labores del día a día como vestirse con los ojos tapados para comprobar las dificultades que pueden padecer a nivel motor. «¿Ven así? ¡Se ve muy mal!», comentaba extrañada Lara mientras intentaba descubrir que la cartulina que miraba tenía dibujada una fruta, un zapato y un paraguas.
Fuente: lavozdegalicia.es