Un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Yale en New Haven (EE.UU.), sugiere que las personas con obesidad y/o diabetes tipo 2 presentan, frente a aquellas con un peso normal, menores niveles de glucosa en sus cerebros.
Esta reducción de la concentración de glucosa cerebral podría ser la causa no solo de los trastornos alimenticios característicos de los pacientes obesos y/o diabéticos, sino también de su mayor riesgo de acabar padeciendo la enfermedad de Alzheimer.
Janice Hwang, directora de esta investigación publicada en la revista «JCI Insight», explicaba que «la glucosa es la señal más primitiva que recibe el cerebro para saber que el individuo ha comido. Entonces, ¿podría ser posible que en los individuos con obesidad la glucosa no esté llegando al cerebro o no sea percibida? De ser así, el bucle de retroalimentación para dejar de comer podría verse alterado».
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