La mayoría de personas que sufren deterioro cognitivo padece también otros cuadros clínicos indirectamente asociados. Muchos de estos trastornos asociados a la demencia no tienen su origen precisamente en ella, como explica el doctor Pedro Cañones, miembro del Grupo de Habilidades en Salud Mental de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), sino en otros cuadros psíquicos que se dan conjuntamente. No obstante, su manejo es asequible para el médico de cabecera de manera que se puede mejorar la evolución y la calidad de vida tanto del paciente como de sus cuidadores, sin que un paciente con demencia diagnosticada pase a ser simplemente objeto de servicios sociales asumiendo que existen pocas posibilidades terapéuticas, señala el doctor Cañones.
La falta de sueño que hace que el paciente se despierte durante la noche y despierte a los cuidadores, trastornos en la conducta y cambios de humor del enfermo, estados depresivos o de ansiedad, irritabilidad, ideas delirantes o desinhibición sexual, que le puedan llevar a situaciones de pérdida de control, son algunos síntomas psíquicos que pueden darse paralelamente hasta en el 90% de los enfermos con deterioro cognitivo, señala el doctor Alejandro Fernández Camacho, psiquiatra y ponente en el debate sobre demencia que se celebró en el XV Congreso Nacional y IX Internacional de la Medicina General Española. Los signos principales que conducen a diagnosticar una demencia, como recuerda este médico, son trastornos de memoria, de lenguaje y de reconocimiento, pero el papel del médico general y de familia no debería quedarse en el mero diagnóstico de esta enfermedad crónica, progresiva e incurable, cuyas formas más frecuentes son la enfermedad de Alzheimer (demencia degenerativa primaria) y la demencia vascular (aquella originada por la acumulación de pequeños infartos cerebrales que con el tiempo provocan deterioro cognitivo), indica el doctor Cañones, sino que puede contribuir a mejorar su evolución y calidad de vida.
La prevalencia de la demencia se duplica cada cinco años de edad a partir de los 65, pero no es consecuencia necesaria del envejecimiento, como señala el doctor Pedro Cañones. Muchas personas longevas conservan intactas sus facultades mentales, como apunta el doctor Fernández Camacho. No obstante, señala este psiquiatra, la edad es un factor que sí favorece lógicamente la posibilidad de desarrollar algún tipo de demencia. La prevalencia de las demencias seniles es de aproximadamente el 5% de la población de 65 a 70 años, cifras que aumentan hasta alcanzar una prevalencia del 20% en las personas de 80 o más años, según indica el doctor Fernández Camacho. Actualmente, existen en España algo más de 700.000 personas que padecen algún tipo de demencia senil, según datos aportados por este especialista.
Además, el doctor Fernández Camacho recuerda que en la asistencia a estos pacientes tampoco hay que olvidar otros aspectos legales tales como la incapacitación civil del paciente, proceso que tiene como objetivo protegerlo, para evitar por ejemplo que sea estafado, situación que puede darse con frecuencia.
Repartir las tareas
Ambos doctores destacan también la importancia de la atención a los cuidadores de pacientes con demencia, que son mayoritariamente familiares y muchas veces mujeres. Como señala el doctor Alejandro Fernández Camacho, si se pudieran repartir las tareas que suponen el cuidado a un enfermo de estas características y todas las personas del entorno se implicasen podría mejorar también la situación de algunos cuidadores, que a veces afrontan toda la carga solos. Buscar personas que puedan sustituirles de manera habitual temporalmente, una vez a la semana por ejemplo, puede dar al cuidador un margen para no descuidar otros aspectos personales, señala Fernández Camacho. También pueden tratarse otros síntomas que aparezcan en ellos como por ejemplo el insomnio, síntomas depresivos o de ansiedad. Además, otras ayudas contempladas en la Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a Personas en Situación de Dependencia, norma de carácter progresivo en su implementación aprobada en diciembre de 2006, servirían de apoyo al cuidador de personas con demencia. Y especialmente en los casos más difíciles, como por ejemplo aquéllos en que el propio cuidador es un enfermo mental, como a veces ocurre en parejas que están solas y el cuidador termina desarrollando también una demencia, indica el doctor Fernández Camacho, que destaca la importancia del papel del médico general y de familia al abordar los síntomas que acompañan a la demencia con éxito en muchas ocasiones.
Fuente: Diario Madrid