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Envejecer con salud, un nuevo reto para la discapacidad

El 18% del colectivo tiene más de 45 años / Tres expertos abordaron la atención psicosocial y médica

La esperanza de vida de las personas con discapacidad intelectual crece. Esta buena noticia se torna en reto pues urge conocer cómo ha de actuarse para procurar a este colectivo un envejecimiento saludable. Las claves están por descubrir y el estudio del cerebro es determinante para definirlas. Más allá de la medicina, el factor social se revela como otro aspecto fundamental a trabajar. De ambos se habló ayer en el salón de actos del Centro de Enfermedades Raras (Creer) en una jornada promovida por la Fundación Caja Rural y centrada en el síndrome de Down.

«Todos envejecemos pero de forma diferente, máxime cuando en ese proceso confluyen problemas sociales. Debemos saber como frenar el deterioro cognitivo, que se acrecienta en estas personas», señalaba el gerente de la agrupación Síndrome de Down Burgos, Luis Mayoral. Compartía su exigencia el responsable de la entidad promotora de la cita, Ángel Garzón, que iba más allá y, tras recordar que el actual 18% de las personas con discapacidad mayores de 45 años se elevará a un 60%, reclamó a las instituciones públicas recursos para dar respuesta a sus necesidades.

Tras la inauguración tomaron la palabra tres especialistas en la materia: Salvador Martínez, catedrático de la Universidad de Murcia y subdirector científico del Instituto Murciano de Investigación biosanitaria del hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia, que abordó la actualización de los mecanismos neuronales en el síndrome de Down, Gonzalo Berzosa, gerontólogo, director Instituto de Gerontología y director Escuela de Bienestar de fundación Mapfre, que ofreció pautas psicosociales para la prevención del deterioro cognitivo y el neurólogo en el Hospital Universitario de Burgos, Miguel Goñi, que aportó su experiencia en el tratamiento del Alzheimer en personas con síndrome de Down.

Martínez reconoció que «queda mucho por conocer» y abogó por trabajar la «plasticidad cerebral para compensar los déficit asociados al deterioro por edad». Por su parte, Berzosa indicó que también en este ámbito la inclusión social «activa» es determinante. «Uno envejece antes y en peores condiciones si se aparta del mundo», precisó.

Fuente: elcorreodeburgos.com

Con la colaboración de