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«Es probable que haya tantos tipos distintos de Alzheimer como individuos»

El neurólogo Ángel Cedazo-Mínguez augura cinco años «muy excitantes» en las investigaciones

«A veces da la impresión de que conocemos exactamente cómo funciona la enfermedad, pero no es así». Según afirmó ayer Ángel Cedazo-Mínguez, subdirector del Departamento de Neurobiología del Instituto Karolinska (Suecia), durante su ponencia en el Congreso Nacional de Alzheimer, aún hacen falta varios cambios para empezar a tratar la enfermedad de una manera más eficaz. Si bien, estos podrían no andar muy lejos.

¿Qué sabemos? Conocemos el paisaje que descubrió el doctor Alzheimer en 1906: en un cerebro afectado aparecen placas y ovillos. Estas formaciones, descritas hace más de un siglo, guardan, aún hoy, un buen puñado de incógnitas. Con la determinación de sus componentes comenzó la división en cuanto al papel que ambos juegan en la manifestación de la enfermedad.

Las placas, formadas en su mayoría por una proteína llamada beta-amiloide, han concentrado la práctica totalidad de la atención de la comunidad científica durante las últimas décadas, convertidas en el 'presunto' desencadenante de la enfermedad. Primer cambio: «Estamos volviendo a aceptar que el Alzheimer es una enfermedad multifactorial», afirmó el Cedazo-Mínguez.

«Conocemos los mecanismos del Alzheimer, pero aún tenemos que determinar sus causas». En este sentido, se hace necesario otro cambio que implica el reconocimiento de que el Alzheimer puede estar acompañado por otras afecciones neurodegenerativas. Que los mismos -y múltiples- factores que intervienen en ella pueden participar también en la evolución de otra enfermedad. «Nunca he visto un caso de Alzheimer puro», asegura el neurólogo. «Cuando miras el cerebro, te encuentras lo que buscas, pero hay un espectro de enfermedades neurodegenerativas intermedias».

En este sentido, cierta flexibilización en las condiciones de los pacientes con que se hacen los estudios favorece ahora los avances: «Durante muchos años, el mayor error ha sido trabajar con pacientes que presentaban un deterioro muy grande. Ahora tratamos a pacientes que no tienen la enfermedad tan avanzada, que presentan cuadros mixtos, no sólo Alzheimer...».

Otros cambios se aproximan -o han llegado ya- en el modo de abordar los casos. «Durante veinte años nos hemos concentrado en el Alzheimer genético, creo que ahora va a haber un gran avance en el Alzheimer esporádico». Igual que se emprenden tratamientos diferentes para distintos tipos de cáncer, el neurólogo insiste en la necesidad de afrontar que posiblemente haya «tantos tipos diferentes de Alzheimer como individuos».

Un reto mayor que el cáncer

«El cerebro es una máquina compleja», comentó. Este detalle es el responsable de los dispares avances en la investigación del Alzheimer y otras dolencias, como el cáncer. La diferencia fundamental es que, en general, el cáncer está en zonas más accesibles a los tratamientos que el cerebro. «Es un reto más grande curar un Alzheimer que un cáncer, pero los retos están para superarlos».

Ahora mismo, el centro sueco en que el neurólogo desarrolla sus investigaciones está trabajando en quince posibles tratamientos. «En el mundo, se prueban nuevas terapias todos los días. Tengan éxito o no, son pruebas que nos sirven para seguir adelante», aseguró.

Inicia, entonces, una nueva etapa, con nuevas herramientas. Aunque entre ellas aún se echa en falta la posibilidad de contar con modelos animales que reflejen el Alzheimer de forma completa -«hasta el momento, sólo hemos sido capaces de conseguir que reflejen partes aisladas»-, Cedazo-Mínguez afirma que «estamos en una época muy excitante. Los próximos cinco años serán decisivos para saber si estamos equivocados o no».

Fuente: diariovasco.com

Con la colaboración de