La estabilización en países desarrollados de los casos de Alzheimer y otras demencias seniles aporta una luz de esperanza de cara a esta devastadora patología que sigue siendo incurable.
Inesperada en un contexto de previsiones alarmistas, la tendencia se observa en particular para la tasa de nuevos casos en Europa Occidental y Estados Unidos, según estudios recientes.
La baja de la incidencia (tasa de casos nuevos) de la enfermedad de Alzheimer y de tipos afines de demencias en mayores de 65 años es "una tendencia marcada", señala Philippe Amouyel, epidemiólogo (Instituto Pasteur-CHRU, Lille, norte de France).
Sin embargo, la cantidad total de casos va a aumentar a causa de la cantidad cada vez mayor de gente que vive más tiempo gracias al aumento de la esperanza de vida.
"Hemos limitado el flujo, pero sin lograr detenerlo", agrega David Reynolds de la asociación británica Alzheimer's Research UK (Aruk).
El costo económico y social de las demencias no está cerca de disminuir. A nivel mundial alcanza 818.000 millones de dólares, según el informe 2015 de los expertos de la federación Alzheimer Disease International (ADI).
Vinculado a la ancianidad, el mal de Alzheimer sería responsable de entre 60 y 70% de los casos de demencia senil. Las demencias vasculares son la segunda causa. Sin embargo, la asociación de estas dos patologías es frecuente, según los especialistas.
La enfermedad de Alzheimer conduce a un deterioro de la memoria y otras facultades intelectuales y progresivamente a una pérdida de la autonomía.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), hay unos 47,5 millones de personas con demencias en el mundo y 7,7 millones de casos nuevos cada año, es decir uno cada cuatro segundos.
Entre los países incluidos en este estudio (entre ellos, España, Suecia y Holanda) Gran Bretaña registró una baja del 20% del índice global de incidencia de la demencia en más de dos décadas.
Según un estudio publicado en abril pasado en el diario Nature Communications, este país contaba 209.000 casos nuevos en 2015, mucho menos que los 251.000 vislumbrados en previsiones de 1991.
Más de cien años después de la identificación de la enfermedad de Alzheimer, sigue sin existir un tratamiento que permita curarla o frenar su evolución. Las causas de la enfermedad, que implica la aparición de proteínas anormales en el cerebro, siguen siendo objeto de debate. Recientemente algunos estudios evocaron la contaminación.
Entre las hipótesis que pueden explicar esta estabilización de la cantidad de demencias figura una mejora de la calidad de vida, de la educación y una reducción de los riesgos cardiovasculares, incluyendo una mejor atención a la hipertensión y al exceso de colesterol.
"Todo aquello que contribuye a reducir el riesgo cardiovascular parece ser beneficioso, así como el ejercicio físico, una alimentación sana de tipo mediterráneo y dejar de fumar", explica Amouyel.
Por otra parte, según algunos estudios, todo aquello que haga trabajar el cerebro, como estudios superiores o actividades como palabras cruzadas o el sudoku, la lectura o la jardinería y los trabajos manuales, así como el hecho de no quedarse aislado, contribuyen a reducir el riesgo de demencia.
Otras evoluciones pueden volver a orientar la tendencia en el mal sentido, como la progresión de la diabetes, la obesidad y la vida sedentaria, advierten los especialistas en vísperas de la jornada mundial del Alzheimer este miércoles.
A nivel mundial, la cantidad de casos de demencia podría alcanzar 75,6 millones de aquí a 2030 y 135 millones en 2050. Un alza alimentada en particular por los países de recursos bajos o intermedios, según la OMS.
A causa especialmente de un aumento de las enfermedades cardiovasculares y de la obesidad, así como de una prolongación de la esperanza de vida acelerada en estos países, que actualmente representan más de la mitad de los casos de demencia en el mundo.
Fuente: lainformacion.com