El Centro de Referencia Estatal de atención a personas con enfermedad de Alzheimer y otras demencias de Salamanca, dependiente del Imserso, ha apostado desde el primer momento por las terapias no farmacológicas, considerando a la Musicoterapia como parte del equipo multidisciplinar que interviene en fases de valoración, definición de objetivos, establecimiento del Programa de Atención Individualizado (PAI), intervención, seguimiento y evaluación de cada uno de los usuarios.
La musicoterapia, según la Federación Mundial de Musicoterapia (WFMT, 2011), «es el uso profesional de la música y sus elementos como una intervención en ambientes médicos, educativos y cotidianos con individuos, grupos, familias o comunidades, buscando optimizar su calidad de vida y mejorar su salud física, social, comunicativa, emocional e intelectual y su bienestar. La investigación, la práctica, la educación y la instrucción clínica en la musicoterapia están basados en estándares profesionales según los contextos culturales, sociales y políticos».
La música es una poderosa herramienta terapéutica que, entre otras cosas, nos permite acceder a nuestras emociones, recuerdos y vivencias. Las canciones que han formado parte de la vida de la persona con demencia se convierten en grandes cómplices, conocidos y reconocidos desde el instante en que comienzan a sonar sus primeras notas. La persona que se encuentra desorientada halla en sus canciones de vida la sensación de estructura, familiaridad y predictibilidad.
Las personas con demencia progresivamente van encontrando dificultades para reproducir o comprender el lenguaje verbal. Sin embargo, siguen conservando la capacidad de cantar canciones, incluso de aprender otras nuevas. Esto puede tener relación con lo que señala David Aldridge (1998), «mientras el deterioro del lenguaje es una característica del déficit cognitivo, las habilidades musicales parecen ser preservadas. Esto puede ser porque los fundamentos del lenguaje son musicales, y son prioritarios a las funciones semánticas y léxicas en el desarrollo del lenguaje».
La composición de canciones, el canto grupal, la estimulación vibrotáctil o la improvisación, son algunas de las técnicas empleadas que permiten abrir canales de comunicación y expresión entre paciente y terapeuta mediante la voz y/o instrumentos musicales, a través de los cuales la persona con demencia puede «interpretarse» a sí misma en el aquí y ahora. La música ofrece un lenguaje simbólico que permite expresar aquello a lo que no se puede poner palabras, un lenguaje inmediato, profundo y real.
Cabe apuntar que no es sólo la música la responsable del cambio terapéutico, sino también el hecho de que ésta se dé en un marco específico y sistemático, donde se establece una relación terapéutica, de ayuda y atención, entre terapeuta y paciente. Es decir, dentro de un contexto terapéutico y de un proceso interpersonal. La musicoterapia proporciona un lenguaje para expresar y compartir emociones, un motor que estimula el movimiento y es capaz de cambiar conductas, la vía para llegar a los recuerdos y la conciencia para que resuenen en el presente.
Fuente: crealzheimer.es