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Federico Soubrier García escribe la novela- Rumbo Alzheimer "La Gran Aventura"-

En su interior podrán participar de la apasionante aventura que va a compartir un grupo muy especial, formado por: un niño de diez años, cuya mente absorbe toda la información que recibe, su abuelo, que padece Alzheimer y pierde aceleradamente la mem

RUMBO ALZHEIMER “LA GRAN AVENTURA”

Esta obra sale a la luz como respuesta a la extraña política sanitaria española, de no dar a conocer a los enfermos de Alzheimer el padecimiento de la citada enfermedad; en mi caso y planteándome la posible lotería genética que me pudiera tocar, al estar afectada mi madre de la misma, me cuestioné qué haría de conocer o no esa posibilidad si llegara el caso; sabía que en los países escandinavos se informaba a los enfermos y estos se asociaban ayudándose unos a otros según lo avanzado de su estado, cuando en nuestro país se quitan los prospectos de las cajas de medicamentos para que el enfermo o enferma no vaya a darse cuenta del problema que se le viene encima y se establece cierto tabú sobre el tema tanto a nivel social como familiar.

Por supuesto de no saberlo llevaría una vida más o menos insulsa y cómo no, caso de estar enterado tomaría una postura totalmente diferente, valga de ejemplo cuando uno tiene lagunas como meter la radio en el frigorífico pero aun le queda un grado de adaptación social respetable, pudiera querer pasar sus últimos meses, digamos “medio lúcidos” dibujando  huellas con sus pies en las playas del Caribe.

Inicialmente necesitaba un personaje que tuviese la capacidad de enterarse de su enfermedad. Claro está un médico me facilitaba el problema, pero evidentemente no quería escribir una obra triste, así que busqué un personaje animoso, simpático, con un toque de golfillo y, cómo no, algo vicioso.

No olvidando que la riqueza de nuestra castellana narrativa ha destacado mundialmente, e intentando salvar las insalvables distancias, pensé que el perfil cervantino que transformase en un evidente contrapunto la  increíble diferencia que existe entre una persona adulta con evidentes pérdidas de memoria a la vez que de lucidez y un chico de diez años cuya mente es indudablemente una esponja que absorbe una cantidad de información increíble, archivando datos y más datos que utilizará en el futuro.

He de reconocer que el personaje de Pedro tiene alguna pincelada quijotesca entre su continua defensa de causas casi perdidas y sus ápices de locura transitoria, pero que de otra manera nadie se lanzaría a semejante aventura casi ni aún estando en sus cabales.

El personaje intenta reflejar cómo, en nuestra sociedad y en las demás, la cultura y la educación se transmite de mayores a menores en base a la experiencia, haciéndolo en innumerables ocasiones con el medio de transmisión ancestral, consistente en relatos y cuentos.

He discutido en mucho foros sobre qué es en realidad la valentía y sigo obcecado en que una persona valiente es aquella que es capaz de superar sus miedos y en ningún caso aquél o aquélla que no tiene miedo de nada, aquí mi personaje principal tiene que superar una y otra vez sus miedos y, en ningún caso, lo conocido en el pasado por “demencia senil” le induce a realizar proezas alocadamente.

En una cultura tan urbanizada y desnaturalizada como es la nuestra he pretendido ubicar la historia en plena naturaleza con tintes medioambientales, integrando sobre todo el medio náutico y la vida animal, tan alejada de nuestros menores, a la vez que necesaria para su integración en nuestro medio natural que, en definitiva, es la tierra y que he pretendido presentar libre de fronteras.

El relato ha sido aprovechado para sacar a la luz un amplio abanico de temas sociales tales como inmigración, sida, sexo, divorcio, amistad y otros tantos, intentado comentarlos desde una perspectiva clara y llana que resultase de fácil comprensión para un niño.

Al tocar la enfermedad, he pretendido huir de cualquier tipo de tecnicismo pensando en todos los familiares de los afectados que he tenido ocasión de ver en reuniones y congresos relacionados con el tema del Alzheimer, de los cuales saqué la impresión de que eran verdaderas terapias de grupo para facilitar unos momentos de escape y relajación de quienes en su día a día se dejan el alma y la salud intentado que personas que ya ni siquiera los reconocen puedan gozar de una mejor calidad de “vida”, considerando que la lectura de la novela le dará que pensar y les evadirá durante un tiempo de la dura realidad.

Indudablemente el anecdotario que he narrado tiene mucho que ver con mi propia vida, tanto en lo triste como en lo agradable y espero que su lectura despierte esos mismos sentimientos en sus lectores.

Con la colaboración de