Cargar el tenedor en el plato, acercarlo a la boca y comer sin ayuda de nadie es el resultado de muchas horas de terapia cuando una persona padece alzhéimer en un grado avanzado. La declaración del estado de alarma obligó a cerrar los centros como el que posee en Lugo la asociación de familiares de enfermos de alzhéimer y otras demencias neurodegenerativas (Afalu), que ayuda a estos enfermos a mantener su autonomía. La batalla contra el olvido de acciones domésticas indispensables se libró entonces desde casa. Centros de día y ocupacionales como el de Afalu fueron autorizados por la Xunta para reabrir esta semana con un aforo limitado a la mitad, pero la reactivación ha sido desigual.
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