Investigadores del Instituto de Investigación Learner de la Clínica Cleveland en Cleveland (EE.UU.) han logrado revertir la formación de placas de beta-amiloide en el cerebro de ratones, lo que ha posibilitado una mejora muy significativa de las capacidades cognitivas de los animales.
Entonces, ¿puede suponerse que la eliminación de estas placas podría frenar la progresión, e incluso revertir, el alzhéimer? Pues en teoría, sí. El problema es que aún no se ha encontrado la manera de hacerlo de una forma eficaz y, sobre todo, segura.
El alzhéimer es una enfermedad neurodegenerativa, es decir, causada por una destrucción progresiva de las neuronas cerebrales. Una enfermedad que se corresponde con el tipo más común de demencia –supone el 60-70% de todos los casos de demencia, para un total de 30 millones de afectados en todo el planeta y más de 800.000 españoles– y que parece estar causada por la acumulación en el cerebro de placas de proteína beta-amiloide, muy tóxicas para las neuronas.
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