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«Hay que repartir mejor los recursos»

Los cuatro participantes en el debate organizado por HOY coinciden en que hay que optimizar antes de recortar

La calidad de nuestra asistencia sanitaria y el cumplimiento de la Ley de Dependencia son dos de los temas que más interesan a los extremeños. Los usuarios suelen calificar su sistema público de salud con un notable, aunque más de una década después de las transferencias, hay temas pendientes que siguen sin resolverse como las listas de espera o la falta de médicos. A estos dos 'clásicos' se añaden otros efectos colaterales de la crisis como la sostenibilidad del sistema y sus posibles soluciones: el polémico copago o el céntimo sanitario.

Optimizar los recursos con los que se cuenta en la actualidad para lograr ser más eficientes, antes de echar mano de la 'tijera', es una de las claves que proponen los cuatro expertos consultados por HOY. Pedro Hidalgo, presidente del Colegio Oficial de Médicos de Badajoz; Jesús Gumiel, presidente de Apamex (Asociación para la Atención y la Integración Social de las Personas con Discapacidad Física de Extremadura); José Ramón Hidalgo, defensor de los Usuarios del Sistema Sanitario Público; y Arsenio Hueros, presidente de la Asociación de Familiares de Personas con Alzhéimer de Extremadura (Afaex), aclaran éste y otros puntos.

¿Cuáles son las grandes asignaturas pendientes?

Pedro Hidalgo aborda sin complejos el que para él es uno de los principales 'handicaps' del sistema y que de más cerca le toca: la falta de médicos y explica que más que nada hay falta de planificación. «Debemos fidelizar a los médicos que se forman en nuestra facultad de Medicina y en nuestros hospitales. No podemos producir magníficos profesionales para que se beneficien de ellos otras comunidades autónomas e incluso otros países. Nos merecemos tener a los mejores en la mejor tierra», apunta.

Para José Ramón Hidalgo el problema más grave siguen siendo las listas de espera. «El tiempo que esperan los pacientes para ser atendidos es mucho mayor que las expectativas que tienen los ciudadanos, sobre todo en lo que se refiere a la atención de las enfermedades crónicas», resume.

Para el defensor de los usuarios existen, además, otros motivos de desvelo que él define como amenazas: «La financiación, la sostenibilidad del sistema, está en el aire. No tengo claro que esté asegurada de aquí a cinco años. Otra de las cosas que me preocupan son los médicos. Tenemos un colectivo con muy buena formación pero que tiene una edad peligrosa y por eso de aquí a 20 años podemos tener déficit. Eso unido a que no están tan bien pagados como en el resto de Europa, puede tener como consecuencia que haya una fuga de cerebros dentro del ámbito sanitario, sobre todo en lo que se refiere a profesionales jóvenes», lamenta.

En lo referente a la dependencia, el representante de Apamex señala un tema pendiente desde hace 20 años. «La actualización del catálogo de material ortoprotéxico, importantísimo para un discapacitado para poder desenvolverse y funcionar de forma autónoma e independiente. También, muy ligado a la sanidad, la necesidad de que las infraestructuras sigan avanzando en el tema de accesibilidad. Por otra parte, las mujeres con discapacidad están encontrando muchos problemas por la falta de formación de los profesionales sanitarios a la hora de atenderlas y también porque falta el equipamiento médico necesario», argumenta Gumiel.

Arsenio Hueros, que representa a los familiares de los enfermos de alzhéimer, explica las limitaciones con las que se encuentra su colectivo: «La principal: la falta de recursos. Las dimensiones de nuestra enfermedad son enormes, de hecho está considerada como una de las grandes lacras del siglo XXI. Sólo en la ciudad de Badajoz hay 2.000 personas que la sufren y los recursos que necesitan son ingentes. Teniendo en cuenta que la atención directa a estos enfermos en número de personas no supera los 150, aparte por supuesto de los familiares, está bien claro que queda mucho por hacer. Necesitamos recursos en forma de residencias, en las que se pueda producir un internamiento, o de centros de día, que permita dejar al enfermo unas horas fuera de casa», resume.

¿Somos eficientes?

En lo que todos coinciden es en que en un momento como el actual y con los recursos de los que se dispone, se puede hacer una mejor gestión: ser más eficientes, en definitiva. «Se dan situaciones tremendas. Por ejemplo, que a una persona que necesita una silla de ruedas se le prescriba una que pesa 17 kilos, de acero, cuando las hay de titanio que pesan sólo 7... De manera que te impiden desenvolverte no por tu discapacidad, sino porque las ayudas técnicas que nos ofrecen son obsoletas, porque consideran que las otras son un lujo», apunta Jesús Gumiel.

La aplicación de la Ley de Dependencia también puede mejorarse. «Hay personas que no están siendo atendidas y que están siendo 'soportadas' exclusivamente por sus familias y eso es terriblemente duro. Enfermos y familiares hemos sido pacientes cuando hemos visto que la aplicación de la Ley no se estaba haciendo suficientemente bien. Pero nos estamos temiendo que se están generando demasiados atrasos como para poder recuperarlos. Y esa es la alerta que hay que activar ahora: hay que acelerar la situación en la que nos encontramos o será irrecuperable y nos quedaremos en una vía muerta», advierte Arsenio Hueros.

Tampoco la sanidad pasa la criba. «Destinamos aproximadamente un 3% menos del Producto Interior Bruto que el resto de los países de Europa y, sin embargo, tenemos uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo, de forma que algo estaremos haciendo bien. Pero siempre hay cosas que se pueden mejorar. Los médicos de Atención Primaria, para ser más eficientes, pedimos tiempo: al menos 10 minutos para poder atender a los pacientes. Porque todo lo que ha avanzado la ciencia en medicina, la silla sigue siendo el mejor arma de diagnóstico. Escuchar al paciente es crucial y si tenemos más tiempo, vamos a poder hacerlo mejor. La mayor arma terapéutica es un médico: descansado y que vea en su horizonte la posibilidad de poder seguir formándose», dice Pedro Hidalgo.

«Lo que tienen que plantearse los partidos políticos, más allá de si el sistema sanitario tiene o no problemas en este momento, que lógicamente los tiene, es cómo va a estar dentro de cinco años. Deben ser lo suficientemente responsables como para firmar un pacto sanitario para incrementar la inversión en la materia», añade José Ramón Hidalgo.

Copago, ¿sí o no?

Entre las posibles soluciones para sostener la sanidad suena el copago, un método que implicaría que los usuarios pagen una cantidad todavía por determinar cuando utilicen el sistema sanitario. «Lo que nadie aclara es para qué puede servir el copago, si como un efecto recaudador o como un ticket moderador de la presión asistencial. ¿De qué se trata, de que no venga la gente a utilizar el sistema sanitario? ¿O de hacer caja? Porque, seguramente la gestión de la recaudación de un euro por consulta nos cueste mucho más, porque habría que generar un sistema administrativo recaudador. Lo de moderar la frecuentación, tampoco nos convence. Los médicos estamos seguros que con esta opción, en lugar de prevenir, vamos a tener que curar. No creemos por tanto que el copago tenga sentido dentro de la sanidad, porque no marcaría la equidad dentro de un sistema nacional de salud», plantea Pedro Hidalgo.

El defensor del Usuario del Sistema resume: «Yo creo que la mejor manera de ahorrar es incidiendo en la medicina preventiva. También hay que optimizar la atención primaria. Hay que darle tiempo a los médicos de cabecera y recursos para fidelizarlos».

Fuente: hoy.es

Con la colaboración de