Cesta de la compra

{{#if has_items}}
{{#each line_items}}
{{ full_title }}
{{ quantity }}
{{{ subtotal_human }}}
{{/each}}
Subtotal {{{ subtotal_human }}}
{{#if coupon_name}}
Cupón de descuento {{ coupon_name }} - {{{ coupon_discount_human }}} x
{{/if}} {{#if donation}}
Donación {{{ donation_human }}}
{{/if}}
{{#if shipping_handling_left_for_free}}
(Te quedan {{{ shipping_handling_left_for_free }}} para que el envío sea gratis)
{{/if}}
{{#if tx_okstock}} Envíos en 72h. {{/if}} {{#if delivery_date}} El pedido te llegará el {{ delivery_date_human }} {{/if}}
Total {{{ total_ceafa }}}
{{else}}
Actualmente no tienes nada en la cesta de la compra. Ir a la tienda.
{{/if}}

«He usado la tarjeta dos veces. Si hay mucha gente se pone nervioso»

«He utilizado la tarjeta dos veces. Si lo llevo a la consulta y hay mucha gente se pone nervioso y se quiere ir. Lo tengo que sujetar», relata María y su argumento es uno de los escenarios habituales en las consultas de los médicos que la puesta en marcha de la tarjeta «tecuido» quiere evitar. «Lo que cansa es el día a día, con sus noches, durante 14 años». María Rubio es una de las trescientas personas de León que ya disponen de la tarjeta «tecuido». Es la cuidadora principal de su marido, aunque su hija, que trabaja, y sus nietas, que están estudiando, le echan una mano cuando pueden, «sobre todo cuando tengo que ir yo al dentista, por ejemplo». El cuidado de su marido requiere un esfuerzo continuo las 24 horas del día.

El olvido y la dependencia que provoca la enfermedad son sólo parte de una lista de exigencias para la cuidadora principal. «He tenido que poner cierres en las ventanas y guardar los cuchillos». Su casa es un centro seguro, o casi. María siempre se encuentra con alguna sorpresa: «Una vez lo dejé acostado porque tenía que ir a comprar medicamentos. Él no se acuerda de nada, no nos reconoce, nunca habla, pero con esta enfermedad nunca se sabe. Cuando volví me encontré con la Policía. Se había asomado a la ventana y avisó a unas señoras que pasaban por la calle de que no podía salir, y las señoras llamaron a la Policía. La situación se repitió otro día y un chico llamó a los bomberos».

María fue una de las primeras que dispuso de la tarjeta y se apuntó a los grupos de ayuda mutua, uno de los recursos de la Asociación del Alzhéimer de León para familiares que consiste en que una persona voluntaria acude al domicilio del enfermos para dar un respiro a la familia.

Fuente: diariodeleon.es

Con la colaboración de