La demencia vascular encuentra su origen en las afectaciones en la llegada de flujo sanguíneo al cerebro. Una situación que acaba por producir daño neuronal. Hasta el momento este problema reportaba un diagnóstico bastante complicado ya que únicamente se contaba con métodos de neuroimagen tales como el escáner y la aparición de síntomas.
Uno de los principales problemas que surgen ante la falta de métodos efectivos es que, con frecuencia, la demencia vascular se confunde con otras enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer.
En un trabajo conjunto entre el Centro Médico Universitario de Göttingen (UMG) y el Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL), han descrito un nuevo biomarcador para esta enfermedad, la proteína lipocalina 2, presente en el líquido cefalorraquídeo que baña el cerebro.
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