Una reciente investigación de McGill University y la Universidad de Zurich, publicada en Nature Communications, muestra que existe un vínculo directo entre el metabolismo de las células del cerebro y su capacidad para generar información. Además puede explicar por qué las crisis de muchos pacientes con epilepsia pueden ser controladas con una dieta específicamente formulada.
"La inhibición en el cerebro se dirige habitualmente a la práctica clínica", señala Derek Bowie, autor de estudio. "Por ejemplo, los fármacos ansiolíticos o anestésicos o incluso los antiepilépticos. Estos enfoques farmacológicos pueden tener sus inconvenientes, ya que los pacientes se quejan a menudo de efectos secundarios desagradables."
Los experimentos mostraron un inesperado vínculo entre cómo la mitocondria de las células del cerebro producen energía y cómo las mismas células generan información. Estas células cerebrales pueden realizar estas dos funciones independientes mediante el uso de pequeños mensajeros químicos, llamados especies reactivas de oxígeno (o ROS), que normalmente están asociados con la señalización de la muerte celular. De esta forma ROS tiene relación con enfermedades características de la vejez como el Alzheimer o el Párkinson.
La idea de que la dieta podía controlar las convulsiones se observó en la antigua Grecia, durante los períodos de ayuno. Desde el 1920 hasta el 1950, la dieta cetogénica se utilizó ampliamente para el tratamiento de los pacientes con epilepsia. Con la introducción de los fármacos anticonvulsivantes en el 1950, este enfoque diétetico se dejó de usar y ahora, debido a que los medicamentos antiepilépticos no funcionan en el 20 o 30% de los pacientes, se ha producido un resurgimiento en el uso de la dieta cetogénica.
"Nuestro estudio muestra que las células del cerebro tienen sus propios medios para fortalecer la inhibición", explica Bowie, "estamos trabajando para controlar una serie de patologías neurológicas, como la epilepsia", concluye el investigador.
Fuente: dmedicina.com