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La adopción de una perra cambia la vida en una residencia de mayores de Pinto

Hace tres semanas, Mediodía, una mastina de dos años, cambió de nombre y abandonó el albergue para perros abandonados en el que vivía, aunque quizá los mayores cambios hayan sido los que, gracias a ella, han vivido desde entonces los usuarios y trabajadores de la residencia de mayores Dolores Soria de Pinto.

"Mediodía nos pareció demasiado largo y le pusimos Día, porque los mayores viven cada día y, para ellos, un día más es como un año en la vida de un joven", explica a Efe Ana de la Calle, directora del centro que gestiona la organización Edad Dorada de Mensajeros de la Paz.

La idea surgió cuando un día cuando al llegar la directora a su puesto de trabajo un familiar paseaba con una residente "con un alzheimer muy profundo que, desgraciadamente, no es capaz ni de conocer a sus familiares y no articula palabras, solo balbucea".

Entonces se le acercó un perro y dijo "'perrito lindo, perrito bonito' todo de seguido", explica De la Calle, que pensó que un animal podía "estimular a las personas que llegan a un grado de alzheimer tan profundo que las terapias habituales apenas les alcanzan".

El resultado de la experiencia, en la que participó la protectora Perrigatos en apuros, ha sido mejor de lo esperado, según expresan los trabajadores consultados, como Francisco José, auxiliar, que apunta que "la cara de alegría que tenían las personas con demencia y alzheimer el día que llegó la perra no hay dinero para pagarlo".

Su compañero, Manu, explica que "en cuanto se acerca, las personas que están chillando dejan de hacerlo" y que "gente que es muy agresiva y que, por la propia enfermedad, está todo el rato pegándote, a la perra la tratan con un cariño increíble", lo que ha dado lugar a "un avance muy grande" en los enfermos de alzheimer.

Pero los usuarios de la residencia no han sido los únicos beneficiados de la presencia de la mastina, Francisco José reconoce que su llegada ha sido para él "la mayor alegría del mundo" y que "ha revolucionado totalmente" la vida de los trabajadores de la residencia al reducir "el nivel de estrés del trabajo".

"Psicológicamente este trabajo es muy duro y la perra nos ayuda mucho, es un desahogo total", cuenta Manu, a pesar de que su presencia ha aumentado la carga de trabajo de todos los empleados, que también deben encargarse de cuidarla, como reconoce el encargado de la recepción, Alejandro Mella, que agradece que no sea traviesa.

Francisco José cuenta que "a esa perra se le notaba que estaba falta de cariño y aquí le está desbordando" y que, a pesar de que "es muy vaguilla, se le van iluminando los ojos de otra manera y los abuelos están encantados".

Una realidad que se comprueba solo con darse un paseo por las zonas comunes en las que los sesenta residentes pasan los ratos muertos entre actividades, divididos en dos zonas, una para personas que pueden valerse y otra en la que los residentes necesitan asistencia.

"En la zona de válidos están muy contentos, pero en la de asistidos es alucinante", indica Manu, mientras que Francisco José asegura que Día "lo siente" y trata "mejor a las personas que tienen demencia o alzheimer y les da mucho más cariño".

"En determinadas fases de deterioro, la interrelación con personas no es tan fácil, pero sí lo es con animales o niños pequeños", manifiesta la directora, que considera que esto ocurre "porque los animales no juzgan".

"Paliar la soledad" y "salir de la monotonía", cuenta Ana de la Calle, eran los principales objetivos del proyecto, pues reconoce que "el aburrimiento de una residencia, tristemente, muchas veces es normal, porque los días son muy largos".

Día también ha sido integrada por la fisioterapeuta y la terapeuta ocupacional con éxito pues, según explica Manu con los paseos con la perra "los que ponían excusas para no caminar, ahora están preguntando a la fisio cuándo va a venir".

Tres semanas después, la llegada de Día ha sido una experiencia de la que ninguno de los cuestionados extrae aspectos negativos y que coinciden en recomendar a otras residencias.

Fuente: abc.es

Con la colaboración de