Las obras de reforma y ampliación de la actual sede de la Asociación de Familiares y Amigos de Enfermos de Alzheimer de Elda, Petrer y Medio Vinalopó se han retomado esta misma semana tras llevar tres meses paradas por el impago del Consell, que sigue sin abonar los 159.000 euros a los que asciende la subvención concedida por Bienestar Social para acometer el proyecto mediante el sistema del "pronto pago" entre los ejercicios 2010 y 2012.
Tampoco la empresa adjudicataria ha recibido un solo euro de los 85.000 que le tiene que pagar el Gobierno valenciano. Sin embargo su gerente, que ha preferido mantenerse en el anonimato, ha decidido retomar los trabajos por "humanidad y solidaridad" con los afectados. "Ni los setenta enfermos ni sus familias tienen ninguna culpa de lo que está pasando y me da mucha pena que los pacientes estén siendo atendidos en locales que no reúnen condiciones para ello; así que he decidido dar un paso adelante y aunque la Generalitat siga sin pagarme yo pienso acabar la obra", se limitó a explicar ayer el gerente confiando en que las gestiones que el equipo de gobierno de Elda está realizando para desbloquear la subvención surtan el efecto deseado lo antes posible. La constructora quiere acabar en el plazo de 30 días y para ello cuenta con la colaboración de todos sus proveedores y oficios, que han aceptado aplazar el cobro hasta que llegue el dinero de la Generalitat.
El objetivo, por tanto, es que los enfermos de Alzheimer puedan regresar a la sede de la Casica del Artista donde recibían tratamiento antes de que en el pasado septiembre fueran reubicados, de forma provisional mientras se acometían las obras, en el centro social Severo Ochoa y en la sede de la Asociación de Veteranos de San Crispín de Elda. Allí realizan sus talleres y allí debían permanecer seis meses. Un plazo que debía cumplirse en el pasado marzo y que al final va a llegar, en el mejor de los casos, con tres meses de retraso.
La amenaza del botellón se aleja
Otro de los aspectos que preocupaban, y mucho, a la directiva del Alzheimer era la situación de abandono en la que se encontraba la sede al quedarse las obras a medio acabar. Un desamparo por falta de uso que estaba siendo aprovechado por algunos grupos juveniles para hacer botellones nocturnos en el jardín exterior de este inmueble municipal ubicado entre las calles San Roque y Ramón Nocedal. Todo ello fue advertido al Ayuntamiento y a la constructora a finales de abril por la propia asociación, después de que los vecinos de la zona informaran de la cada vez más frecuente presencia de pandillas que, aprovechando la falta de iluminación y la reducida presencia de vecinos, accedían al jardín los fines de semana para escuchar música, fumar y beber. Pero con el reinició de las obras la amenaza del botellón pierde fuerza.
Fuente: diarioinformacion.com
