Sufrir depresión conlleva mucho más que lo que supone la propia enfermedad, a tenor de las investigaciones que se van llevando a cabo. Si ya se había constatado la relación de esta patología con el ictus y con el alzhéimer, ahora un nuevo estudio, publicado en ‘Neurology’, la revista de la Academia Americana de Neurología, da un paso más: las personas con depresión son más propensas a desarrollar párkinson.
“Vimos este vínculo durante un intervalo de tiempo de más de dos décadas, por lo que sacamos la conclusión de que la depresión puede ser un síntoma muy precoz o un factor de riesgo de párkinson”, ha señalado el autor del estudio, Peter Nordström, de la Universidad de Umea (Suecia).
Los investigadores comenzaron el estudio con todos los ciudadanos suecos mayores de 50 años a finales de 2005. A partir de ahí, se quedaron con las 140.688 personas que fueron diagnosticadas con depresión entre 1987 y 2012, y las emparejaron con tres participantes del mismo sexo y año de nacimiento que no tenían depresión.
Entre 15 y 25 años después, la posibilidad se dobla
Los resultados han desvelado que las personas con depresión son 3,2 veces más propensas a desarrollar párkinson durante un año después del inicio del estudio frente a las que no lo tenían. Además, entre 15 y 25 años después de que el trabajo comenzara, los participantes con depresión han presentado un 50 por ciento más de probabilidades de desarrollar la enfermedad neurodegenerativa.
Asimismo, se ha constatado que los pacientes con casos más graves de depresión también están más expuestos a desarrollar párkinson, pues quienes han sido hospitalizados por esta causa cinco o más veces registran un 40 por ciento más de probabilidades de desarrollar la enfermedad que aquellos que han sido ingresados solo una vez. Igualmente, las personas hospitalizadas con depresión tiene 3,5 veces más probabilidades de desarrollar párkinson que quienes han sido tratados como pacientes ambulatorios.
Los investigadores han ajustado también los parámetros por otros trastornos relacionados con la depresión, como la lesión traumática cerebral, el accidente cerebrovascular y el abuso de alcohol y drogas, pero la relación entre la misma y el párkinson no ha cambiado.
Fuente: estusanidad.com