La Fundación Hospital de Madrid celebró su acto anual de entrega de premios con el objetivo de contribuir a la difusión de los últimos avances biomédicos y de reconocer la labor científica desarrollada en los distintos ámbitos de la medicina traslacional. La entrega fue presidida por Javier Fernández-Lasquetty Blanc, consejero de Sanidad y Consumo de la Comunidad de Madrid, y acogió la conferencia magistral: “El presente y futuro de la neurocirugía funcional: de los trastornos motores a las alteraciones cognitivas y de conducta”, a cargo del profesor Andrés M. Lozano, del Departamento de Neurocirugía del Hospital General de Toronto.
Con el objetivo de contribuir a la difusión de los últimos avances en biomedicina y de reconocer la labor científica desarrollada en los distintos ámbitos de la Medicina Traslacional, la Fundación Hospital de Madrid (HM) celebró el pasado 24 de junio su acto anual en el Auditorio Reina Sofía del Hospital Universitario Sanchinarro.
La novena edición de esta entrega de premios estuvo presidida por el consejero de Sanidad y Consumo de la Comunidad de Madrid, Javier Fernández-Lasquetty Blanc, y acogió la conferencia magistral “El presente y futuro de la neurocirugía funcional: de los trastornos motores a las alteraciones cognitivas y de conducta”, impartida por el Dr. Andrés M. Lozano, del Departamento de Neurocirugía del Hospital General de Toronto, en Canadá.
En la mesa presidencial también participaron el presidente de la Fundación Hospital de Madrid, Dr. Alfonso Moreno González; el gran canciller de la Universidad CEU San Pablo, Carlos Romero Caramelo; el presidente del Consejo General de Enfermería, Dr. Máximo González Jurado; y el director general de HM Hospitales, Dr. Juan Abarca Cidón.
Todos los que formaban parte de la mesa tuvieron unas emotivas palabras -en el caso del doctor Moreno incluso emocionadas- hacia el que fuera presidente de la Fundación desde su constitución hasta su repentino fallecimiento el pasado 12 de diciembre de 2012, el profesor doctor Juan Martínez López de Letona. Estas palabras fueron dedicadas también a su esposa, la también doctora Florinda Gilsanz, que tras la muerte del doctor Letona se incorporó como patrona a la la Fundación Hospital de Madrid.
A lo largo del evento, se entregaron diversos premios a distintos trabajos de investigación, así como becas para la realización de estudios sanitarios y residencias en la Universidad CEU San Pablo y el Grupo Hospital de Madrid. Antes, sin embargo, tuvo lugar la conferencia magistral del doctor Lozano.
De los trabajos realizados por este reputado neurocirujano e investigador deriva el conocimiento de que la estimulación cerebral profunda está arrojando resultados cada vez más positivos en el tratamiento de enfermedades y disfunciones neurológicas y psiquiátricas tales como el Parkinson, el temblor esencial, el Alzheimer, la depresión o la anorexia. Se trata de patologías cada vez son más prevalentes en nuestra sociedad, y se perfila como una alternativa muy prometedora en el abordaje de este tipo de patologías cuando son refractarias al tratamiento médico.
Nacido en España y residente en Canadá, este neurocirujano líder en el campo de la estimulación cerebral profunda ha desgranado las claves de esta técnica, que puede abrir nuevas vías de tratamiento en numerosas enfermedades neurológicas y psiquiátricas y convertirse en la base de la Medicina personalizada en estas patologías. En constante desarrollo debido a su enorme potencial desde la década de los 80, y utilizado habitualmente en el tratamiento del Parkinson, la estimulación cerebral profunda consiste en la colocación de electrodos en la zona del cerebro responsable de la función deteriorada o alterada, y en la posterior utilización de éstos para estimular las neuronas, aumentando las neurotransmisiones e incrementando así la actividad cerebral en esa área, por medio de impulsos eléctricos mediante un generador similar a un marcapasos implantado en el paciente.
Investigaciones publicadas
Los prometedores resultados obtenidos con esta técnica, que el Dr. Lozano ha utilizado en numerosos pacientes con Parkinson, aplicó posteriormente al tratamiento de la obesidad, descubriendo con ello casi de forma casual sus beneficios en el abordaje del Alzheimer, y estudia actualmente en el control de otros trastornos cerebrales, han quedado demostrados en varias investigaciones llevadas a cabo por el experto junto a otros especialistas en la materia y que han sido publicadas en revistas científicas internacionales del prestigio de The Lancet, Neuron o Innovations in Clinical Neuroscience.
En concreto, en una de ellas se demostró la eficacia de este procedimiento neuroquirúrgico para el tratamiento de los enfermos de anorexia, en los que se han hallado diferencias estructurales y funcionales en los circuitos cerebrales que regulan aspectos como el estado de ánimo, la ansiedad o el control emocional. Aplicada en estos pacientes la técnica logró aumentos de peso nunca antes alcanzados en los sujetos y mejoras en las citadas funciones vinculadas al estado anímico, los impulsos de atracón y purga, la regulación afectiva y otros síntomas como el trastorno obsesivo-compulsivo, además de cambios en el metabolismo cerebral de la glucosa.
Asimismo, según otros estudios expuestos por el neurocirujano, utilizado en el abordaje del Alzheimer -considerando esta patología tanto un trastorno de los circuitos cerebrales como una enfermedad degenerativa- para la estimulación cerebral al nivel del fornix, y en combinación con una terapia dirigida a la sustancia amiloide, representa una opción muy a tener en cuenta para quienes sufren este trastorno.
Otro estudio centrado en la depresión resistente al tratamiento médico reveló mejoras en diferentes aspectos relacionados con este trastorno en aquellos pacientes tratados con estimulación cerebral profunda, mientras que investigaciones realizadas por el experto en el ámbito del temblor esencial, trastorno del movimiento muy común y que, además, suele ser refractario a la terapia farmacológica, concluyeron con mejoras rápidas y mantenidas en el tiempo en criterios como el temblor de la mano dominante, la escritura y las tareas motoras.
La estimulación cerebral profunda se revela por tanto como una esperanzadora opción neuroquirúrgica para afectados por desórdenes neurológicos y psiquiátricos que, pese a los numerosos tratamientos médicos disponibles, no logran controlar su enfermedad, además de haberse convertido en una herramienta fundamental para estudiar el cerebro y proporcionar información detallada de la fisiopatología de las disfunciones del circuito cerebral.
Fuente: dineroysalud.es