Las consecuencias más comunes de este problema neurológico son las alteraciones de sueño: insomnio, bruxismo y conductuales; éstos se dan porque los mecanismos de las diferentes etapas de sueño se deterioran a la par de la evolución de la enfermedad.
El Alzheimer provoca alteraciones en el hipocampo, una estructura profunda del cerebro que, no se involucra directamente con el mecanismo del sueño; pero sí juega un papel fundamental en la etapa REM —etapa de movimientos oculares son rápidos—, que es parte de la red neuronal implicada en el sueño.
Por la razón anterior, especialistas del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz, a cargo del doctor Manuel Alejandro Cruz Aguilar, han realizado un estudio piloto con pacientes de Alzheimer que experimentan trastornos del sueño.
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