Un estudio realizado por los investigadores de la Universidad Europea de Valencia Jose Enrique de la Rubia Ortí y Pilar García Pardo, ha detectado que los nuevos puntos clave para el tratamiento del alzhéimer son el sistema de estrés y el inmunológico. La investigación ha detectado que ambos sistemas están relacionados con esta enfermedad.
Según señalan desde la Universidad, en el último siglo, la esperanza de vida ha crecido "a pasos agigantados", hecho que hace que las previsiones indiquen que el 50 por ciento de los que ahora son jóvenes alcanzarán los 90 años y, de ellos, entre el 40 y el 60 por ciento sufrirán la enfermedad de Alzheimer. Este hecho, sumado a la falta de fármacos que curen la demencia, hace "imprescindible" encontrar herramientas que faciliten un diagnóstico temprano.
Rubia Ortí destaca que desde la Universidad Europea de Valencia se trabaja para “detectar nuevos marcadores biológicos que nos sirvan para pronosticar rápidamente el riesgo a desarrollar la enfermedad, así como para diagnosticar el inicio de la patología. Esto permitiría tomar medidas rápidamente a través de la administración de fármacos y terapias no farmacológicas para evitar la aparición de la enfermedad, o enlentecer su desarrollo en cada caso”.
Menor estrés pero mayores alteraciones inmunológicas
Para el estudio, los investigadores cuantificaron las concentraciones de la inmunoglobulina A (IgA) y la hormona cortisol en 20 pacientes de alzhéimer en grado leve y 20 personas sanas sin deterioro cognitivo ni ninguna enfermedad crónica, como explican desde la Universidad Europea de Valencia. Añaden que cuantificaron las moléculas porque son elementos importantes tanto del sistema inmune como de la producción de estrés respectivamente, y la presencia de alteraciones en ambos sistemas se relaciona con la enfermedad de alzhéimer.
Una vez realizado el estudio, se pudo observar que existían diferencias estadísticamente significativas entre ambas poblaciones. Según los investigadores, “los pacientes de Alzheimer presentaron mayores alteraciones en el sistema inmunológico y menores tasas de estrés que los sanos, aunque con niveles todavía muy altos. Además, los pacientes que habían desarrollado dicha patología manifestaron menores niveles de cortisol y un sistema inmunológico más activo”.
Fuente: redaccionmedica.com