La Sociedade Galega de Xerontoloxía e Xeriatría ha nombrado Entidad Gerontológica del Año a Fagal (Federación de Asociacións Galegas de Familiares de Enfermos de Alzheimer y otras demencias), un reconocimiento que entregará el próximo 17 de abril en el marco de su XXII Congreso, que celebra en Sanxenxo.
–Trabajan desde hace 16 años con enfermos y familiares de alzhéimer y han sido pioneros en diversos avances en el tratamiento. Un reconocimiento merecido...
–Bueno, para nosotros es todo un orgullo, especialmente por la procedencia del galardón, ya que el sector médico no suele premiar a la sociedad civil.
–¿Qué ámbitos de la sociedad están más desprotegidos frente al alzhéimer?
–Creemos que hay que prestar especial importancia al ámbito rural, que está muy abandonado. Nosotros hemos sido pioneros en la puesta en marcha de una Unidad Terapéutica en Porriño específicamente para las zonas rurales que compatibiliza el respiro de las familias con la estimulación cognitiva y funcional. Además, en estas zonas el desconocimiento sobre la enfermedad es mayor y existe un alto grado de ocultación, con lo que los diagnósticos tardan más en realizarse.
–Esa dificultad de diagnosticar estas enfermedades neurodegenerativas, ¿ha cambiado a lo largo de estos años?
–Ha habido grandes avances, pero el 50% de las personas con demencia neurodegenerativa está sin diagnosticar y en sus fases iniciales se eleva al 70%.
–¿Hasta qué punto ayuda al enfermo el diagnóstico precoz?
–En el momento en que se diagnostica comienza a actuarse desde la farmacología, que ralentiza la enfermedad, y también desde los talleres de estimulación, que está totalmente probado que mejoran la capacidad y autonomía del enfermo.
–¿Persiste la ocultación de la enfermedad que nombraba anteriormente?
–Por desgracia, sí. Para acabar con la estigmatización hay que aumentar la información. El nivel de ocultación más significativo es en el ámbito rural, pero también en ámbitos urbanos, en personas de nivel económico elevado, hay una especie de vergüenza social a reconocer que se tiene un enfermo de alzhéimer en la familia.
–La mayor esperanza de vida, implicará un mayor número de enfermos.
–La edad es un factor de riesgo, pero también nos encontramos con muchas personas que empiezan a tener síntomas a los 60 años o incluso menos. Un grave problema es la soledad en la que vive el 90 por ciento de los ancianos del rural, apenas sin estimulación, lo que agrava muchísimo la demencia. La realidad es que, como dice la OMS, el alzhéimer es la epidemia del siglo XXI.
–¿Hacia dónde deben dirigirse las ayudas ahora?
–A la creación de infraestructuras, a la formación y al desarrollo de la investigación, tanto social como científica, hasta que se logre dar con fármacos que paralicen su desarrollo.
Fuente: farodevigo.es
