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La proteína tau, la 'máxima culpable' del alzhéimer

Un estudio confirma el papel de esta proteína en el desarrollo y progresión de la enfermedad y sugiere que debe ser una línea de investigación prioritaria

Tras analizar más de 3.600 cerebros postmortem, investigadores de la Clínica Mayo (EE.UU.), han encontrado que la progresión disfuncional de la proteína tau conduce a la pérdida y deterioro de memoria cognitiva en la enfermedad de Alzheimer. La amiloide, la otra proteína tóxica que caracteriza la enfermedad de Alzheimer, se acumula a medida que progresa la demencia, pero según este trabajo que se publica en «Brain» no es la principal culpable de este grave enfermedad.

Estos resultados aportan nueva y valiosa información a un debate continuo sobre la contribución de la proteína amiloide y la tau en el desarrollo y la progresión de la disfunción cognitiva característica de la enfermedad de Alzheimer. Además sugieren que una terapia dirigida a detener la proteína tau tóxica debería ser un nuevo enfoque para el tratamiento del alzhéimer.

«Durante los últimos 25 años nos hemos centrado la proteína amiloide», señala Melissa Murray, de la Clínica Mayo en Jacksonville y responsable del trabajo, debido a que en un principio, «los pacientes identificados presentaban mutaciones o cambios en el gen amiloide». Además, el uso de escáneres reveló que la proteína amiloide se acumulaba a medida que los pacientes se deterioraban, «así que la mayoría de los modelos en alzhéimer se basan en la toxicidad de la amiloide». De esta manera, reconoce, «la investigación en el campo del alzhéimer se volvió miope».

Anillos de un árbol

Lo que han hecho los investigadores de la Clínica Mayo es analizar simultáneamente la evolución de ambas proteínas, amiloide y tau, mediante parámetros neuropatológicos. «Es como mirar los anillos de un árbol que nos permiten identificar patrones, como el cambio de estaciones o su envejecimiento», explica Murray. Es decir, los cerebros en diferentes etapas de la enfermedad «nos ofrecen una perspectiva del impacto cognitivo de un amplio espectro sobre la severidad de la proteína amiloide y la tau». Y todo ha sido posible gracias al banco de cerebros de Mayo, en el que miles de personas donaron sus cerebros postmortem lo que nos ha permitido entender los cambios en tau y amiloide que se producen con el tiempo.

Explica los investigadores en «Brain» que en la enfermedad de Alzheimer, los cambios en la proteína tau provocan una «inestabilidad» en las neuronas del hipocampo, el centro de la memoria. Así, la tau ‘disfuncional se acumula en las neuronas y finalmente causa su muerte. «La evidencia sugiere que la proteína tau tóxica se propaga de una célula a otra a través de la corteza cerebral, la parte exterior del cerebro que participa en los niveles superiores de pensamiento, planificación, el comportamiento y atención, funciones que se ven alteradas en el alzhéimer».

Sin embargo, la proteína amiloide comienza a acumularse en las zonas exteriores de la corteza y luego se extiende hacia el hipocampo y a otras áreas. Según Murray, «el estudio muestra que la acumulación de amiloide tiene una fuerte relación con una disminución de la cognición, pero al tener en cuenta la gravedad de la patología tau, la relación entre amiloide y la cognición desaparece, lo que indica tau es el conductor del alzhéimer».

El estudio se llevó a cabo en dos partes. Primero examinaron 3.618 cerebros en el banco de cerebros, de los que 1.375 eran cerebros con alzhéimer confirmado. Estos pacientes fallecieron a diferentes edades y diferentes etapas de la demencia, proporcionando una línea de tiempo valiosa en la progresión de la enfermedad.

A continuación utilizaron los sistemas de puntuación recomendados para examinar la evolución de las proteínas amiloide y tau en el tejido cerebral diseccionado. Así encontraron que la gravedad de tau, pero no de la amiloide, predecía la edad de inicio de deterioro cognitivo, la duración de la enfermedad y el deterioro mental. En una segunda fase se examinaron los escáneres cerebrales de la proteína amiloide tomados en los pacientes antes de su muerte y se compararon las exploraciones de las medidas de tau y amiloide. De esta forma descubrieron que se podría detectar la proteína amiloide en cerebros de personas mayores que no han experimentado el deterioro cognitivo.

Diana terapéutica

Para Murray los resultados muestran la necesidad de centrarse en la proteína tau para tratar la enfermedad, pero además señalan que «que el actual método de escaneo cerebral amiloide ofrece ideas válidas en el seguimiento del alzhéimer», Ahora, a pesar de que «tau gana el premio a 'chico malo' en el alzhéimer, es cierto que el escaneo cerebral de amiloide se puede utilizar para asegurar que los pacientes que se inscriben para los ensayos clínicos tienen un umbral de amiloide en consonancia con la enfermedad de Alzheimer».

Fuente: abc.es

Con la colaboración de