Hace unas décadas parecía cuestión de ciencia ficción y, sin embargo, a día de hoy, tan solo unas gafas son capaces de introducirnos en otra realidad, una realidad segura y práctica donde podemos arriesgar, donde no hay problema de equivocarse porque, como en un videojuego, se puede volver a comenzar. La era de la realidad virtual ha llegado ya a la Medicina y tiene muchas posibilidades que ofrecer.
FORMACIÓN DE PROFESIONALES
Un médico, enfermero u otro profesional sanitario puede estudiar qué hacer en un caso de emergencia, aprenderse el protocolo y esperar un caso “de manual”, pero cuando se encuentra por primera vez ante la realidad no tiene margen de error, pues de ello puede depender la vida de otra persona. Pero, ¿y si cuando se enfrenta por primera vez a una emergencia ya ha “vivido” situaciones similares?
La NASA y los ejércitos fueron los primeros en darse cuenta del potencial de la realidad virtual para formar a sus astronautas y militares antes de enviarlos a determinadas misiones. Ahora, cada vez más universidades y centros médicos están aprovechando esta tecnología para los mismos fines: formar a los actuales y futuros profesionales.
Es el caso del Hospital Gregorio Marañón, en Madrid, ante la pandemia del Ébola hace poco más de un año. La idea fue de María Jesús Pérez Granda, enfermera del departamento de Microbiología de este hospital, que junto con el jefe de dicho servicio, Emilio Buza Santiago, comenzaron el proceso para lanzar una aplicación que, unida a unas gafas de realidad virtual, permiten no sólo sumergirse en realidades cercanas al Ébola, sino a todo tipo de enfermedades y situaciones de crisis.
La aplicación tiene su origen en el Plan Prevenga, cuyo objetivo es reducir las enfermedades nosocomiales y su gasto asociado. “Lo que está demostrado es que la realidad virtual tiene una retención de conocimiento de entre un 70 y un 90%, lo que no lo consigue ningún curso online ni taller presencial”, explicó a ConSalud.es el doctor Bofa, que justificó que este sistema reducía en gran medida los costes de formación, ya que gracias a esta sola aplicación, el sistema se puede emplear para formar a profesionales ante otros casos distintos, adaptándola a nuevos escenarios.
El Instituto Tecnológico de Massachusetts, pionero en muchas tecnologías aplicadas a la salud, se planteó que la realidad virtual podría servir para diagnosticar problemas como la miopía, la hipermetropía o el astigmatismo.
La realidad virtual puede servir para diagnosticar problemas como la miopía, la hipermetropía o el astigmatismo
Un grupo de investigadores de este centro creó una startup, Eye Netra, que desarrolló un dispositivo compuesto por dos binoculares que, colocando un smartphone en un extremo y activando la correspondiente aplicación móvil, lograba, en cuestión de unos minutos, establecer los patrones de visión del usuario (los errores del ojo a la hora de enfocar, por ejemplo) y establecer las guías necesarias para su corrección. Según la compañía, estos dispositivos, de bajo coste, está llegando a los hospitales, clínicas de optometría, tiendas de óptica, e incluso los hogares de Estados Unidos.
Gracias a su éxito, los investigadores buscan ahora el modo de aplicar esta tecnología de autodiagnóstico a pantallas de realidad virtual y se iría adaptando además a la evolución del paciente, por lo que el dispositivo alertaría de cuándo es necesaria la renovación de las gafas por aumento o disminución, por ejemplo, de las dioptrías.
PREPARACIÓN DE CIRUGÍAS
El Hospital Virgen del Rocío de Sevilla es uno de los pioneros en aplicar técnicas de realidad virtual para preparar cirugías, en concreto, desde 2008 gracias al sistema llamado “la cueva” o The Cave, desarrollado por T-System. Así es como logró hace unos meses realizar su segundo trasplante de cara, una operación muy compleja y delicada para la que hay que ir sobre seguro.
TRATAMIENTO DE ENFERMEDADES
Una de las grandes aplicaciones de la realidad virtual está en la lucha contra el deterioro cognitivo propio de la edad y de enfermedades como el alzheimer. La gamificación puede darse de muchas formas, como simples consolas o apps móviles, pero la realidad virtual también puede servir de “juego” para estos mayores con ejercicios específicos para ellos, o para tratar problemas como el déficit de atención o la hiperactividad.
A nivel físico, la realidad virtual puede ayudar a la rehabilitación de pacientes que, o bien han sufrido un ictus, o un accidente que les ha dejado con movilidad reducida. Así, por ejemplo, el Servicio de Neurorehabilitación Hospitales Nisa y el LabHuman de la Universidad Politécnica de Valencia desarrollaron una herramienta con entornos virtuales diseñados específicamente para la rehabilitación de los brazos paréticos. Se trata de un sistema que se apoya en Microsoft Kinect para detectar con precisión los movimientos de los brazos del usuario e irlos corrigiendo mientras realiza los ejercicios.
TRASTORNOS PSICOLÓGICOS
Hace ya 14 años de un caso de estudio en América Latina sobre el tratamiento mediante la realidad virtual del miedo a volar. Para ello, se recrearon varios escenarios. Uno, en el hogar, simulando el momento de partida; después, el aeropuerto y, por último, el interior del avión. El objetivo era eliminar las fobias del paciente con miedo a volar.
El éxito de este tratamiento llevó a los profesionales sanitarios a tratar todo tipo de traumas y trastornos psicológicos, como la aracnofobia. Uno de los casos más destacados es el caso de hikkimori, un trastorno de ansiedad social grave.
Hace unos meses, un equipo de científicos del Instituto Karolinska, en Suecia,creó unas gafas de realidad virtual que fueron probadas en 125 pacientes con este problema. Al ponérselas, los investigadores les pidieron que miraran su vientre. Sin embargo, lo que vieron al mirarse a sí mismos fue la pared del fondo y adquirieron una completa sensación de invisibilidad.
En el estudio, publicado en la revista Nature, muestran cómo les dieron a los sujetos un pincel para que lo sujetaran. Quienes llevaban estas gafas veían el pincel, pero no su mano ni a ellos mismos. A continuación probaron otro experimento y, en lugar de sostener un pincel, había un cuchillo apuntándoles hacia el vientre. La sensación cambió por completo, ya que el cerebro interpretó la amenaza en el vacío como una amenaza mucho más directa que cuando se quitaban las gafas y veían el cuchillo apuntando a su cuerpo visible.
Aunque aún es una tecnología muy nueva, la realidad virtual no sólo ofrece estas posibilidades, sino que cada vez se está estudiando y perfeccionando su uso para que pueda extenderse a centros de todo el mundo, comprobándose que es capaz de reducir costes y agilizando procesos de diagnóstico y rehabilitación. El futuro de la sanidad va íntegramente ligado a las nuevas tecnologías, y la realidad virtual cada vez pisa con más fuerza.
Fuente: consalud.es