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La selección genética, sólo para fines terapéuticos

LAS AUTORIDADES británicas dieron ayer el visto bueno a un grupo de científicos para modificar genéticamente embriones humanos. De esta forma, Reino Unido se convierte en el primer país occidental en autorizar esta práctica, a condición de que la edición o manipulación de este tipo de genes sea exclusivamente con fines de investigación y que los embriones no se implanten a mujeres en tratamientos de fertilización. Creemos que se trata de una investigación con fines biomédicos que se ajusta a la legislación vigente en la UE, en la medida que la modificación del genoma humano se limita a un ámbito exclusivamente científico y médico, y además no será transmitida a la descendencia.

Los miembros del Instituto de Londres que abordarán la investigación contemplan usar hasta 120 embriones para trabajar en cuatro genes. Su prioridad es comprender mejor los primeros estadios de la vida humana, afinar los tratamientos de infertilidad y arrojar luz sobre las causas del aborto. Los científicos ingleses se convertirán así en los segundos del mundo autorizados para la edición genética de embriones. El primero fue un centro chino que publicó sus resultados en 2015. Los investigadores utilizaron entonces 86 embriones humanos para calibrar si podían cambiar el gen mutado causante de enfermedades vinculadas a la anemia. Y, aunque recurrieron a embriones no viables desechados por clínicas de reproducción asistida, su trabajo generó una controversia hasta el punto que fue calificado de peligroso por parte de determinadas posiciones médicas.

El estudio aprobado en Reino Unido supone un escalón más en el debate de calado bioético en torno a los límites de las denominadas tecnologías "de edición". Así, lo que para los sectores más tradicionales supone abrir el camino a la plena eugenesia, para la Alianza Genética del Reino Unido "la edición del genoma es una poderosa herramienta de investigación". Desde el punto de vista jurídico, en España, el marco regulatorio en esta materia se circunscribe a la Ley de Reproducción Humana Asistida (2006), que ampara la investigación con embriones humanos derivados de procedimientos de reproducción asistida, donados por sus progenitores, mientras no se superen los 14 días de desarrollo embrionario. Desde el punto de vista científico, la experiencia de la última década sirve para acreditar la eficacia terapéutica de los ensayos con células madre embrionarias. De hecho, los ensayos en algunos animales -por ejemplo, en ratones- han desarrollado métodos de reproducción asistida que han mejorado la técnica de fertilización in vitro hasta una eficiencia cercana al 100% de los casos. Un porcentaje hasta ahora inalcanzable en la especie humana.

Resulta una evidencia empírica que la misma biotecnología que puede contribuir a mitigar patologías como el cáncer o el Alzheimer es susceptible de ser usada para la clonación humana reproductiva. Pero mientras lo primero entra dentro de la evolución científica, lo segundo supondría un atentado a los más elementales principios de la ética. Dicho de otro modo, la selección genética es admisible para curar la salud, pero no para crear bebés de diseño. Y a tal precepto moral debería supeditarse cualquier avance futuro en la legislación en esta materia.

Fuente: elmundo.es

Con la colaboración de