La soledad persistente durante la mediana edad (entre 45 y 64 años) podría ser un factor de riesgo a la hora de desarrollar demencia y Alzheimer en un futuro, según un estudio de la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston (Estados Unidos).
Sin embargo, el estudio, que diferencia entre soledad persistente y transitoria, también sugiere que las personas que se recuperan de la soledad parecen tener incluso menos probabilidades de sufrir estas patologías que las personas que nunca se han sentido solas.
Según recuerdan los investigadores, la soledad es un sentimiento subjetivo resultante de una discrepancia percibida entre las relaciones sociales deseadas y las reales. Aunque la soledad no tiene por sí misma el estatus de enfermedad clínica, está asociada a una serie de resultados negativos para la salud, como los trastornos del sueño, los síntomas depresivos, el deterioro cognitivo y los accidentes cerebrovasculares.
Aun así, sentirse solo puede ocurrirle a cualquiera en algún momento de la vida, especialmente en circunstancias extremas y no resueltas rápidamente, como los cierres producidos por la pandemia de Covid-19. Sin embargo, las personas difieren en cuanto a la duración (o la "persistencia") del sentimiento de soledad.
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