Un nuevo análisis sobre la vitamina E señala que este micronutriente es esencial sobre todo para niños, ancianos y mujeres embarazadas, porque tiene un impacto positivo en el sistema nervioso, en el desarrollo del cerebro y en la resistencia general a infecciones.
«Mucha gente cree que la deficiencia de vitamina E nunca se produce», explica Maret Traber, autora del estudio y profesora del College of Public Health and Human Sciences de la Oregon State University de Estados Unidos, en un comunicado intitucional emitido a través de Eurekalert!. «Eso no es cierto. Ocurre con una frecuencia alarmante, tanto en los Estados Unidos como en el resto del mundo», advierte.
La razón: algunas de las principales fuentes dietéticas de vitamina E no son los que más se consumen. Los científicos recomiendan que se tomen unos 15 miligramos de vitamina E al día, en el caso de los adultos, informa Tendencias 21.
Revisión de estudios previos
Traber ha llegado a esta conclusión, tras revisar diversos estudios realizados al respecto. Estas investigaciones han constatado la importancia de la vitamina E durante el desarrollo fetal y en los primeros años de vida; la correlación entre la ingesta adecuada de vitamina E y la demencia en etapas tardías de la vida; y la dificultad de evaluar la suficiencia de vitamina E a través de la medición de sus niveles en sangre.
Asimismo, señalan que niveles inadecuados de vitamina E están asociados con un aumento de las infecciones, con la anemia, con un retraso del crecimiento; y con malos resultados durante el embarazo, tanto para el bebé como para la madre.
Por otro lado, la deficiencia manifiesta de esta vitamina, especialmente en los niños, puede causar trastornos neurológicos, deterioro muscular e incluso miocardiopatía.
Importancia para el desarrollo cerebral
Estudios con animales de laboratorio han indicado también que la vitamina E es de vital importancia para el desarrollo temprano del sistema nervioso en embriones, en parte porque este micronutriente protege la función de los ácidos grasos omega-3, especialmente del ácido docosahexaenoico (DHA), importante para la salud cerebral (se ha constatado que personas con concentraciones superiores de DHA presentan una reducción del 47% en el riesgo de desarrollar todas las causas de la demencia).
Por último, un estudio demostró que concentraciones más altas de vitamina E al nacer están asociadas con una mejor función cognitiva en los niños, a los dos años de edad.
Según Traber, estos últimos resultados muestran que la vitamina E es importante los primeros 1.000 días de vida, a partir del momento de la concepción, pues resulta esencial para el desarrollo neurológico y cerebral que se produce en este periodo.
En cuanto a la enfermedad del Alzheimer, aunque los suplementos de vitamina E no parecen prevenir la aparición de este trastorno, sí han demostrado beneficios en el retraso de su progresión.
La vitamina E se encuentra principalmente en el germen de trigo, en los aceites de girasol, de oliva, de maíz y de colza, en la mantequilla, la margarina, los frutos secos oleaginosos (almendra, avellana, nuez, pistacho), los pescados grasos y las verduras de hojas verdes.
Fuente: La Razón