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Las actividades diarias que estimulan la capacidad cognitiva y motora, las que más benefician a pacientes con Alzheimer

Las actividades diarias que estimulan la capacidad cognitiva y motora, como por ejemplo ducharse, vestirse o comer, son las que más benefician a largo plazo a los pacientes con Alzheimer, según ha mostrado un estudio realizado por expertos españoles y estadounidenses y que ha sido publicada en el ´Journal of Alzheimer´s Disease´.

Las actividades diarias que estimulan la capacidad cognitiva y motora, como por ejemplo ducharse, vestirse o comer, son las que más benefician a largo plazo a los pacientes con Alzheimer, según ha mostrado un estudio realizado por expertos españoles y estadounidenses y que ha sido publicada en el ´Journal of Alzheimer´s Disease´.

De hecho, estudios anteriores que comparaban a pacientes con Alzheimer haciendo vida normal con otros sometidos a programas de estimulación cognitiva, mostraron una ligera mejora en las funciones cognitivas y en el rendimiento a la hora de realizar actividades como vestirse o lavarse.

No obstante, estas investigaciones sólo analizaron periodos de tiempo muy cortos y, por tanto, no comprobaron cuál era el efecto a largo plazo de la realización de estas actividades. Por este motivo, en el nuevo trabajo, los científicos, coordinados por la Fundación Maria Wolff, han comparado durante tres años a dos grupos de 40 personas con Alzheimer cada uno.

El primero tuvo que acudir a un tratamiento de estimulación cognitiva y motora integral, denominado ´Animus´, que duraba tres horas y media, dos veces en semana, ofrecido en los centros de Maria Wolff de Madrid. El otro realizaba una vida y un tratamiento normal.

Así, al cabo de un año los del primer grupo estaban cognitivamente algo mejor, eran más independientes a la hora de realizar las actividades cotidianas, tenían un mejor estado de ánimo y tomaban menos fármacos psicotrópicos.

MEJORAS EN EL LENGUAJE, PENSAMIENTO Y ORIENTACIÓN

Además, los científicos descubrieron que en el grupo que recibió un tratamiento de estimulación integral las mejoras en el lenguaje, la comprensión, el dibujo, pensamiento y orientación se mantuvieron durante un año; mientras que las de las actividades instrumentales, como manejar dinero o prepararse una comida equilibrada, se mantuvieron durante dos años; y las de actividades más básicas como ducharse, vestirse o comer hasta tres años.

"Es como si los circuitos cerebrales madurados y programados en la infancia (como comer o asearse) respondiesen por más tiempo al tratamiento, que aquellos que fueron adquiridos en la adolescencia (hacer comida o la comprensión intelectual). Esta jerarquía a la respuesta terapéutica en función al orden de adquisición de las funciones en el desarrollo normal del ser humano, marca un claro camino en cómo tratar mejor a las personas con Alzheimer. También nos da una dirección de cómo han de ser diseñadas nuevas terapias no farmacológicas más eficaces", ha comentado el director de Investigación de Maria Wolff, Ruben Muñiz.

En este sentido, el doctor del New York University Langone Medical Center y miembro del comité científico de la fundación, Barry Reisberg, ha recordado que las funciones cerebrales adquiridas al inicio de la vida resisten por más tiempo el proceso neurodegenerativo que aquellas funciones adquiridas más tarde, como en la adolescencia o adultez.

Ahora bien, los participantes parecían estar ligeramente peor en el ámbito cognitivo tras tres años de tratamiento que el grupo que no lo recibió. "Este dato ha de examinarse cuidadosamente en futuros estudios, dado que podría deberse a la pérdida selectiva de la muestra que suelen tener estudios a tan largo plazo", han recalcado los investigadores Jordi Peña-Casanova y Teodoro del Ser.

Fuente: elsemanaldigital.com

Con la colaboración de