La mala situación económica que atraviesan las administraciones públicas —hasta ahora su principal fuente de financiación vía subvención— y las ya prácticamente inexistentes obras sociales de las Cajas, la mayoría refundidas en bancos, han llevado a las asociaciones de enfermos de Castilla y León a una situación de incertidumbre, pesimismo y desaliento hasta tal extremo que algunas, las más débiles, temen por su desaparición pese a que —defienden— constituyen la «auténtica cartera de servicios» a la hora de atender a determinados colectivos. Por ello, en su afán de supervivencia, algunas han comenzado a explorar otras vías de financiación: patrocinio, responsabilidad social corporativa, diversificación de servicios y actividades, celebración de actos benéficos… Todo cuenta con el fin de arañar algunos miles de euros para sus maltrechas finanzas.
«Esta situación nos tiene que obligar a reorganizarnos y reinventarnos», admite desde la Federación de Asociaciones de Familiares y Personas con Enfermedad Mental (Feafes) su gerente, Ángel Lozano, para quien este momento no supone nada excesivamente «extraordinario» para una entidad, que «siempre ha estado en crisis». No obstante, la falta de liquidez —derivada, entre otras cuestiones, del retraso por parte de la Junta en la aprobación de las Cuentas reginales—, unida a la ralentización de los pagos de las plazas concertadas, hacen que Feafes esté viviendo una situación de «incertidumbre», describe su gerente, consciente también del momento por el que pasa la Administración, con quien mantiene una comunicación «bastante fluida».
Con estos mimbres, y pese a que la entidad está aprovechando los beneficios obtenidos en estos últimos años de los Centros Especiales de Empleo, se ha visto obligada desde 2011 a pedir un sobreesfuerzo a sus socios —cuenta con más de 3.600—, incrementando sus cuotas. No obstante, la Federación, consciente de que vendrán años difíciles y que asociaciones de enfermos como la que ellos representan no van a poder depender de subvenciones institucionales como hasta ahora venían haciendo, también está explorando otras vías de financiación a través de la implantación de un sistema de calidad realizado por empresas externas que avalen su viabilidad. La idea es conseguir ingresos mediante patrocinios o responsabilidad social corporativa, detalla el gerente, que además sigue viendo en la Ley de Dependencia un nicho de posibilidades.
Alternativas
En esa búsqueda de alternativas de financiación están también la Asociación de Enfermos Afectados por Parálisis Cerebral de Zamora —hace unos días recibía la recaudación de un partido benéfico de rugby— y la Fundación de Ayuda a la Infancia, una organización que apoya a niños que sufren hiperactividad y déficit de atención y a sus familias. «Este año hemos introducido un nuevo curso de lectura comprensiva y ortografía que no está exclusivamente dedicado a niños con TDH», explica su presidenta Elena Fernández.
El próximo curso también quieren comenzar a trabajar con el profesorado para que sepan atender a estos niños. Como la mayoría de entidades, esta Fundación —que trata actualmente a 60 niños— también se encuentra en una situación «muy difícil», detalla su presidenta, quien ha llegado a temer por su desaparición. Nunca ha contado con subvenciones públicas, sí con pequeñas ayudas de las Cajas, pero éstas no llegan desde hace siete años. Además, a este panorama se suma la complicada situación por la que atraviesan algunas familias que, víctimas del desempleo, se han quedado sin recursos para costear las clases de apoyo —su coste está entre 8 y 10 euros la hora—, por lo que esta Fundación está haciendo un sobreesfuerzo para ayudarles.
Aunque de momento no ha recibido comunicación oficial, la Federación de Enfermos de Alzheimer presupone que la subvención directa que recibía de la Junta —alrededor de un millón de euros para sus 28 asociaciones— se recortará al menos un 10% en 2012. De momento, continúan con todos sus servicios directos, aunque ya han comenzado a recortar en actividades complementarias. «En mayo desarrollábamos un programa destinado a familias y enfermos de Alzheimer en un balneario y este año lo hemos suspendido», detalla como ejemplo Noelia Martínez, la coordinadora de esta entidad que atiende a través de sus centros de día, unidades de respiro, ayuda a domicilio y otros talleres a 2.231 enfermos.
Labor «imprescindible»
Esta misma situación de desasosiego la comparte la Federación Regional de Autismo, que en 2011 ya tuvo un recorte del 10 por ciento en las ayudas que recibía de la Junta a pesar de que la entidad, defiende su presidenta, Simona Palacios, está ofreciendo una cartera de servicios —atención temprana y terapias ambulatorias— que no se contemplan dentro de Sacyl. En el último semestre de 2011, los casos atendidos aumentaron un 18 por ciento debido a una mejor detección en menores de tres años. Por ello, Palacios ve «imprescindible» su labor, cada vez «más complicada» porque a los recortes de las ayudas públicas se han sumado los procedentes de los proyectos de investigación europeos en los que participaban, ahora «muy reducidos o desaparecidos».
Esta entidad, al igual que Feafes y la Asociación del Parkinson de Valladolid, ha tenido que recurrir además a la subida de las cuotas a sus asociados. También lo han hecho en la Federación de Asociaciones de Esclerosis Múltiple, apunta su presidenta, Maribel Prieto, quien dice vivir una situación de «calma tensa». Desde la entidad que preside, con más de 1.400 asociados, se denuncia retrasos en los pagos de las administraciones, mientras que bancos y cajas no convocan ayudas o si lo hacen son bienales. Con todo, también cabe la autocrítica: «Hasta ahora hemos sido incapaces de reaccionar; nos hemos sumido en nuestro pequeño universo y desde luego en un momento como éste la vigencia de la unión hace la fuerza debe ser nuestra máxima».
Así lo han hecho ya a nivel nacional algunas entidades que prestan su apoyo a las personas más desfavorecidas como Cruz Roja, Cermi, Once o Cáritas, que junto a otras han decidido sumar esfuerzos en una plataforma para impulsar la colaboración público-privada en beneficio de los colectivos a los que atienden. Una opción que podría ser otra vía a explorar para estas pequeñas entidades.
Fuente: abc.es