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Las asociaciones se ajustan el cinturón

Las aportaciones de la Consejería de Salud, vía convenio, a las asociaciones que se dedican a atender y asesorar a enfermos en La Rioja, han caído en picado para la mayoría de ellas. Sus responsables han aguzado el ingenio, establecido medidas de austeridad y planificado ahorros, incluso en las nóminas de sus empleados. A pesar de todo, algunos colectivos no han podido aguantar. Por ejemplo, la Asociación para la Lucha Contra las Enfermedades del Riñón (Alcer-Rioja) aprobó un ERE y se vio obligado a despedir a una psicóloga.

La Asociación Riojana para la Atención a Personas con Problemas de Drogas (ARAD), que es la que sigue recibiendo la mayor subvención económica por parte del departamento que dirige José Ignacio Nieto, congeló el sueldo a sus nueve trabajadores en 2011 y redujo sus nóminas en más de un siete por ciento en 2012. Su presidente, José Luis Rabadán, reconoce que las aportaciones públicas han descendido un 20 por ciento en el último lustro, pero confía en que puedan sortear lo que queda de crisis económica sin mayores apuros. Para ello han establecido también medidas para ahorrar en el gasto energético, en la calefacción...

«Hemos tocado fondo y confiamos en que no va a haber más recortes. Nuestra supervivencia ha sido posible gracias a los trabajadores y a su dedicación», precisa Rabadán, quien también señala que ARAD aplica siempre la política del ama de casa, es decir, «no tenemos números rojos y nuestros balances son siempre positivos porque no gastamos ni presupuestamos nunca más de los que vamos a ingresar».

ARAD desarrolla los programas de dispensación de metadona y de coordinación con las unidades de salud mental de la Consejería de Salud y también atiende, mediante acuerdo con la Consejería de Justicia, a los menores infractores drogodependientes.

La gerente de la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer (AFA-Rioja), Esperanza Moraga, es clara al señalar que, «si intentas vivir de subvenciones no tienes ni para pagar el local». Por eso este colectivo que aglutina a 426 socios defiende a capa y espada que no se puede ser dependiente de las administraciones públicas. «No nos ha afectado el recorte, los socios pagan tres euros al mes y el resto lo obtenemos con la venta de lotería, tarjetas solidarias, colectas, rastrillos y aportaciones privadas», explica.

La Asociación Riojana de Esclerosis Múltiple (ARDEM) no ve peligrar sus cometido ni a medio ni a corto plazo. «Se ha reducido algo la subvención, pero hemos buscado otras vías de financiación. Hemos subido a cien euros la cuota de los socios que requieren fisioterapia y hemos recibido ayudas de La Caixa o de DKV», señala su gerente, Arancha Lasanta.

No obstante, reconoce que el recorte en subvención directa se ha más que compensado con la apertura en 2012 de un piso para atender a ocho personas dependientes. «Todas las plazas están concertadas y los usuarios solo pagan el 75% de su pensión. El resto lo paga el Gobierno», explica.

Rosa Gómez-Cadiñanos, presidenta de la Asociación Riojana de Familiares y Amigos de Niños con Cáncer (Faro) insiste en que la subvención pública «siempre ha sido solo del 30% de nuestro presupuesto total». «Siempre hemos sido muy austeros, la directiva nunca carga gastos a la asociación, seguimos teniendo dos trabajadores a media jornada y organizando actos de captación. Recibimos ayuda de entidades financieras y no nos faltan colectivos que se ofrecen a recaudar fondos para nosotros», agrega.

La Asociación de Daño Cerebral Adquirido (Ardacea), con solo tres años de vida y 120 socios que pagan un mínimo de 25 euros trimestrales, espera la ayuda de la Administración para poder desarrollar sus proyectos. Mientras tanto, utiliza gratuitamente las aulas que les ceden en el Centro Cultural de Ibercaja, pero también organiza galas y rastrillos, además de recibir donativos privados. «Hemos pedido al Gobierno y al Ayuntamiento que nos cedan algún local para nuestra sede y tampoco tenemos convenio», señala su secretaria, Teresa de Frutos.

Fuente: elcorreo.com

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