El Alzheimer es una enfermedad mental progresiva irreversible que produce una degeneración de las células nerviosas del cerebro, lo que conduce a que la masa cerebral que afecta la región que se encarga del aprendizaje vaya disminuyendo cada vez más. Esto se manifiesta físicamente en una dificultad a la hora de hablar, en el lenguaje: una pérdida del sentido de la orientación, y en general en la pérdida de las facultades para llevar una vida con normalidad de independencia, haciendo que la persona finalmente olvide todo.
Por esta razón, las personas que presentan síntomas avanzados se convierten en dependientes y en la mayoría de las ocasiones necesitan ayuda para asearse o comer en el día a día. La consecuencia directa es que esta enfermedad no solo afecta al enfermo, sino también a sus familiares y a su entorno, ya que es muy duro ver cómo se produce este deterioro.
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