No solo centros educativos y comercios han cerrado en este tiempo, también han centros de día y recursos de entidades que atienden a personas dependientes, con alzheimer y otras demencias o discapacidad física y cognitiva. Para ellos las terapias y la estimulación que reciben a diario es el motor de su recuperación y en muchos casos el aliento/chispa de cada día. Para los cuidadores, el tiempo de confinamiento está suponiendo no solo quedarse escasa sino asumir un papel que hace aún más difícil la conciliación.
En casa de Marta Castillo han transformado varios espacios para realizar actividades con su hijo Francisco, de seis años y con parálisis cerebral. A la semana trabajan 14 horas con él entre las diferentes terapias que recibe en el centro de la Asociación Cordobesa de Parálisis Cerebral y otras afecciones similares (Acpacys) y ahora es ella la que trabaja con el pequeño: «nos hemos convertido en sus terapeutas», apunta.
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