"No podemos sacrificar a la mujer a hacer una tarea, que por cierto hace con agrado y no se queja en la mayoría de los casos, porque al final sufre un impacto enorme en su vida personal, social y económica; creo que iremos cambiando, porque necesariamente hay que hacerlo y es una tarea de todos", explica la presidenta de CEAFA (Confederación Española de Asociaciones de Familiares de Personas de Alzheimer), Cheles Cantabrana.
Las mujeres son herederas universales de los cuidados en el hogar de personas dependientes cuando las hay y de sus hijos, sin olvidar las tareas domésticas, que en la mayoría de los casos se las asignan de forma automática las propias mujeres o se las adjudican las circunstancias familiares.
Siete de cada diez cuidadores familiares de personas dependientes y enfermedades como el alzheimer son mujeres; también los profesionales sanitarios y de áreas de los cuidados son mayoritariamente mujeres.
Poco a poco van aumentando "los hombres cuidadores de sus esposas, pero hay una mochila cultural que pesa mucho y descarga en la mujer la tarea de los cuidados".
"El perfil de la mujer cuidadora es de unos 50 años, hija de la persona que cuida, con estudios medios, que va estar seis o siete años ocupándose de su familiar y que va a tener que dejar su trabajo en el 11 por ciento de los casos, o hacer ajustes en su vida laboral, lo que le ocurre al 30 por ciento", detalla la responsable de CEAFA. En 2017, más de dos millones de mujeres trabajaron a tiempo parcial, es decir, una de cada cuatro mujeres.
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