Asayo Sakai golpeó la puerta principal, exigiendo que le dejasen salir. Estaba en el apartamento de su hija, donde esta anciana ha residido durante los últimos seis años. No recordaba cómo había llegado hasta allí o por qué estaba en aquella casa.
Cuando su hija Akiko le bloqueó el paso, Asayo, que a sus 87 años sufre una demencia senil, arremetió contra ella, golpeándola y mordiéndola. La escena se repitió con angustiosa previsibilidad durante todo un año hasta que un día, exhausta, Akiko se rindió y abrió la puerta. Permitió que su madre deambulase por las calles del distrito financiero de Osaka, en Japón.
“Pensé: ‘vete de aquí si eso es lo que quieres’