Bilbao - Euskadi será en la próxima década una sociedad aquejada de múltiples achaques. La gran cantidad de enfermos crónicos -hoy en día el 28% de la población vasca ya presenta alguna enfermedad crónica- y el envejecimiento paulatino, empeorarán la salud de los vascos y obligará a la sanidad a la cuadratura del círculo. Osakidetza ya ha comenzado a desarrollar estrategias en previsión de una evolución demográfica que derive en una explosión de estos pacientes. Son enfermos que conviven con problemas respiratorios, cánceres, patologías infecciosas, afecciones mentales y enfermedades como el alzheimer y ejercen gran presión asistencial.
El problema de la sostenibilidad del sistema azota con toda su crudeza en la actualidad. En Euskadi hay más de 45.000 enfermos crónicos complejos que consumen el 70% de los recursos sanitarios. Están en el radar de los especialistas “ya que su tendencia es a ingresar más en los hospitales, a necesitar más consultas y a precisar mucha más atención sanitaria”, explicó en el Parlamento Vasco Iñaki Berraondo, director de Aseguramiento y Contratación Sanitaria del Departamento de Salud.
Un rompecabezas de difícil resolución si tenemos en cuenta que actualmente el 80% de las consultas de atención primaria ya están relacionadas con alguna enfermedad crónica y la cifra sigue subiendo... No en vano se estima que el número de pacientes mayores de 65 años con problemas de cronicidad se duplique en apenas dos décadas.
Ingresos en urgencias Las estadísticas de Osakidetza reflejan que dos tercios de la ocupación de camas hospitalarias provienen de ingresos no planificados, personas que sufren una descompensación y que pueden aparecer hasta quince veces al año en urgencias. La CAV es una de las comunidades más avanzadas en el proceso de identificación de estos enfermos pluripatológicos. “Actuamos sobre los identificados, que tienen un médico internista de referencia que se responsabiliza de ellos, para que no estén yendo de un servicio a otro”, dice Roberto Nuño Solinis, director del Instituto Vasco de Innovación Sanitaria (O+berri).
Por otro lado, la ayuda de las tecnologías sanitarias y el papel de la enfermería son determinantes. El año pasado, en concreto, el consejo sanitario telefónico, un servicio que incluye el seguimiento a crónicos, donde el personal de enfermería se pone en contacto con el enfermo, aumentó su actividad un 21% con respecto a 2013, con 40.646 llamadas. Una cifra que podría dispararse en el próximo decenio.
Conscientes de las dificultades que acechan, en los últimos años Osakidetza ha incorporado herramientas como la receta electrónica, las interconsultas, la telemonitorización, la Carpeta de Salud, el portal del paciente activo y las llamadas de seguimiento, que mejoran la coordinación y permiten que el paciente actúe, gestionando su enfermedad.
Factores de riesgo Pero no solo los mayores están en el ojo del huracán. Cada vez más gente joven sufre alguna dolencia crónica. Entre los factores de riesgo, figuran que el 45% de la población española es inactiva, un 29% no consume frutas y verduras a diario, el 27% fuma y el 10% de las personas de entre 15 y 64 años consume bebidas alcohólicas a diario, tal y como señala el informe elaborado por Eroski Consumer que está realizando un análisis para conocer la situación de los enfermos crónicos.
Según el doctor Javier Aranceta, presidente del Comité Científico de la Sociedad de Nutrición Comunitaria, “todos somos vulnerables a los factores de riesgo que favorecen este tipo de trastornos, las dietas insanas, la inactividad física, la exposición al humo de tabaco o el consumo excesivo de alcohol”, afirma, subrayando que “solo el 11% de los encuestados afirma haber cambiado su dieta habitual en los últimos 6 meses como consecuencia de sus problemas crónicos”.
La cronicidad preocupa y mucho. Las enfermedades de este tipo son la primera causa de muerte y discapacidad. Este mismo año la OMS estima que dos de cada tres personas que fallezcan (un total de 38 millones en el mundo) lo harán por una dolencia de este tipo. El 46% de esas defunciones se debe a trastornos cardiovasculares (17,5 millones ), un 22% al cáncer (8,2 millones), un 10% a enfermedades respiratorias (cuatro millones) y la diabetes se lleva a un 4%.
Reto demográfico Pero Euskadi, que en cien años ha duplicado su expectativa de vida, se enfrentará en la próxima década a un reto demográfico sin precedentes con una masa gigantesca de tercera edad. “Somos una de las sociedades más envejecidas, de la ya por si vieja Europa. La población vasca continuará profundizando su envejecimiento. En 2025, los mayores de 65 años pasarán a ser el 26%, una de cada cuatro personas, y los mayores de 80 años alcanzaran el 8,2%; un factor que junto a una esperanza de vida entre las mayores del mundo, y una tasa de natalidad muy baja del 9,3%, marcarán el futuro de nuestro sistema sanitario y del resto de políticas sociales”, señala el consejero de Salud, Jon Darpón.
Según la pirámide demográfica en Euskadi, la población mayor de 64 años registrará un notable incremento para el año 2020, con un incremento de 110.000 mayores más con relación al año 2005. Su peso pasará de 18,5% en 2005 a un 22,5% en 2020.
Pero la estadística seguirá esta línea ascendente de forma implacable. Para 2050, habrá un 41,4% de población mayor de 60 años y un 14% tendrá más de ochenta, según pone de manifiesto el estudio Perspectivas de la población mundial elaborado por las Naciones Unidas. Un desafío con mayúsculas que la sanidad estudia ya cómo abordar.
Fuente: deia.com