Desde hace años se conocen los efectos beneficiosos que tiene la música sobre las personas. Habitualmente escuchamos música por puro placer: se produce la liberación de dopamina, hormonas de la felicidad, influyendo positivamente en nuestro estado de humor.
Pero también se conocen otros efectos que la música tiene sobre nuestro cerebro, ya que hace reaccionar el hipotálamo, que ejerce su función en las emociones, aprendizaje y memoria, además regula las hormonas del estrés, liberando oxitocina. El hipocampo que conecta con la zona nombrada anteriormente, explicaría por qué la música nos relaja.
El uso terapéutico de la música en enfermedades mentales y trastornos neurológicos está incrementando. La musicoterapia ha demostrado efectividad en el tratamiento de los síntomas de varios de estos desórdenes incluyendo: esquizofrenia, amnesia, demencia, Alzheimer, Parkinson, depresión, problemas conductuales, trastornos del habla y Síndrome de Tourette, entre otros.
Sus beneficios de la musicoterapia en personas mayores se producen a diferentes niveles, como son:
· Cognitivo: ayuda al aprendizaje, mejora la orientación en la realidad, aumenta la capacidad de atención y concentración, y mantiene o mejora las habilidades verbales y de comunicación.
· Físico: contribuye a mantener la movilidad de las articulaciones y aumenta la fuerza del músculo. También promueve la relajación, reduce la agitación y disminuye los niveles de ansiedad. El canto refuerza el sistema inmunológico, disminuye el dolor, mejora la respiración y regula el ritmo cardiaco. Y con respecto al ritmo, escuchar música activa el área motora incluso cuando no se realizan movimientos.
· Socioemocional: aumenta la interacción y comunicación social, reduce y previene el aislamiento y mejora las habilidades sociales y la autoestima. Además, escuchar música alegre mejora el humor.
Las personas con demencia en una fase inicial o moderada del trastorno, mantienen preservadas muchas de sus capacidades y las técnicas de musicoterapia pueden contribuir a mantener por más tiempo algunas habilidades físicas y cognitivas, entre ellas, la memoria, el lenguaje, la atención, la orientación y la coordinación de movimientos.
Además, favorece la identidad personal y la comunicación con el entorno y hace que se mantengan activos durante más tiempo y se reduzcan los trastornos conductuales, lo que beneficia la calidad de vida de los afectados y de los cuidadores. La corteza prefrontal que se activa cuando escuchamos música, tarda en deteriorarse en personas con demencia, lo que explicaría por qué individuos en fases avanzadas reaccionan ante canciones que les son familiares.
En EntreÁlamos apostamos por la música en el tratamiento de nuestros mayores en su día a día. El departamento de Terapia Ocupacional y Educación Social realiza desde hace varios años sesiones semanales de coro con nuestros residentes, disponemos de hilo musical que se varía en función de las épocas del año como parte del programa de orientación, y en la programación extraordinaria de la residencia, los espectáculos musicales cuentan con un amplio protagonismo a través de diferentes expresiones como invitación a coros y grupos de danza.
Anualmente, dentro de las actividades que la dirección propone para el “teambuilding” para mejorar el clima laboral, los trabajadores ofrecen un espectáculo a los residentes en los que principalmente realizan actuaciones musicales. El departamento de psicología emplea la música a nivel individual durante el transcurso de sus talleres utilizando cascos con diferentes residentes, ofreciéndole escuchar canciones que les resulten estimulantes, al modo de “música para despertar”, así como música de fondo relajante durante la realización de sus tareas grupales.
Además, el departamento de Psicología ha puesto durante este verano en marcha un taller grupal de musicoterapia para residentes con demencia moderada, que se realiza dos veces a la semana. Las actividades que se trabajarán en estas sesiones de musicoterapia van desde escuchar, cantar o tararear canciones y bailar, que son las más sencillas y habituales, hasta tocar y experimentar diferentes sonidos con diferentes instrumentos musicales, trabajar las reminiscencias personales a través de las canciones, estimular estados emocionales, trabajar la orientación a la realidad o estimular áreas concretas como la atención (por ejemplo dando un golpe cada vez que aparezca una palabra o contando las veces que aparece una palabra), las funciones ejecutivas (por ejemplo a través del seguimiento de secuencias rítmicas), la memoria (adivinar canciones o artistas) o la psicomotricidad (creando coreografías sencillas).
Fuente: Geriatricarea