Los científicos han descubierto los beneficios cognitivos que la hormona klotho provoca en el cerebro, ayudando a prevenir enfermedades como el alzhéimer o el párkinson.
En 1991, el cardiólogo japonés Makoto Kuro-o encontró algo inesperado durante un experimento con ratones. Estaba haciendo un estudio sobre la presión arterial cuando, al inyectar ADN en los roedores, vio cómo estos envejecían rápidamente y morían a los dos o tres meses en vez de a los dos años, como era lo normal. Pasó años buscando el gen que les había afectado y, después de cinco, lo encontró: era una hormona a la que nombraron entonces como ‘klotho’.
Veinte años después de aquel primer contacto con el klotho, la doctora Dena Dubal fue contratada por la Universidad de California para abrir un laboratorio que se dedicara a estudiar esta hormona. En pocos años, los resultados en los experimentos fueron asombrosos y el klotho se mostró como una hormona capaz de ayudar a prevenir el deterioro cognitivo de los ratones que tenían alzhéimer.
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