Un estudio realizado por investigadores de la Universidad Internacional de Cataluña (UIC Barcelona, promovido por el Instituto Albert Jovell de Salud Pública y Pacientes, reveló que las personas con familiares enfermos a su cargo sufren un 3,3% más de ansiedad que las personas con las mismas características que no lo hacen. Además, entre los cuidadores que tienen empleo, el 53% presentan más estrés laboral que los que no tienen familiares enfermos a su cargo.
Según el Dr. Luis González de Paz, investigador principal del estudio, “el sistema sanitario está centrado en los pacientes y no en los cuidadores, y en el contexto actual de envejecimiento y cronicidad las administraciones deberían facilitar el apoyo psicológico y emocional a las personas que tienen alguien a su cuidado. Hay que cuidar a las personas que cuidan, que sientan que son respaldados por la sociedad”.
En ese sentido, el Dr. González de Paz cree que “podemos explorar las experiencias de otros países europeos, que han puesto en marcha programas de acompañamiento para estas personas”. Para el facultativo, “es importante que toda iniciativa de ayuda a estas personas vaya respaldada por la evidencia científica: que las acciones respondan a las necesidades de los cuidadores y que se mida el impacto real que tienen. En este campo, el de la evaluación, todavía hay mucho que hacer”, aseguró.
El objetivo de este estudio es conocer la realidad clínica y de percepción de salud de los cuidadores informales. “Después de una extensa revisión bibliográfica, nos dimos cuenta que la mayoría de análisis que se han realizado sobre este asunto hablan de que tienen tendencia a tener más depresión y ansiedad, e incluso problemas como gastroenteritis. Sin embargo, esta afirmación derivaba de análisis de subpoblaciones de cuidadores informales. Es decir, se realizaron a cuidadores que atendían a paciente con Alzheimer o con enfermedad neurológica, que no deja de ser una reducción de la situación actual. Un cuidador informal lo es independientemente de la enfermedad del paciente”, expuso.
El trabajo está basado en los datos de la Encuesta Nacional de Salud de 2012. El Dr. González de Paz comentó que “pudimos realizar un estudio donde recogimos todos los datos de los participantes que dicen tener a su cargo una persona que por motivos de salud o discapacidad no puede valerse por sí misma y que cuidan al enfermo de manera no remunerada. Así, comparamos con personas con las mismas características (sexo, ingresos, población y nivel académico) pero que no cuidan a nadie”.
La muestra total utilizada fue de 515 cuidadores que al menos llevaban un año atendiendo al paciente y 1438 con las mismas características que no tenían ningún paciente a su cargo, hasta completar los 2053 casos que fueron estudiados.
La conclusión es que los profesionales sanitarios, especialmente aquellos que trabajan en Atención Primaria, “deben tener en cuenta la salud de los cuidadores desde una perspectiva de cómo están viviendo ellos la situación, fundamentalmente a los síntomas depresivos y ansiosos”, argumentó el doctor.
Programa RESPIR
Entre las iniciativas promovidas por el Sistema Nacional de Salud en este sentido, está el programa RESPIR, que permite a los cuidadores ser derivados durante un mes a un centro sanitarios, pero todavía no ha sido evaluado y se desconoce los efectos que tiene a largo plazo en la disminución de síntomas depresivos y crisis de ansiedad.
El Dr. González de Paz recordó que “existe una tendencia hacia los síntomas depresivos, que es más prevalente en las mujeres que cuidan solas. En estos casos, los médicos deben preocuparse también por dar apoyo social para garantizar el estado de bienestar. Los cuidadores necesitan a alguien con el que hablar, deben saber a quién acudir cuando tienen algún problema”.
Situación en otros países europeos
Otros países europeos presentan programas que intentan responder a las necesidades de los cuidadores y sus resultados son evaluados. En Reino Unido, Dinamarca, Holanda y parcialmente Francia, cuando detectan pacientes que requieren cuidador disponen de programas de atención continua. Además, disponen de redes asociativas y de voluntariado, sin coste alguno, que permite a los cuidadores tener la sensación que su situación de aislamiento disminuye.
Según el Dr. González de Paz, “cuando los cuidadores reciben un soporte social vuelven a los niveles de depresión de la población en general. Este dato es fundamental para diseñar nuevas políticas de intervención. Sin estos cuidadores la carga sobre el sistema sanitario se incrementa. Un paciente que no tiene cuidador realiza más visitas al médico y requiere de unos servicios más especializados, como desplazamiento de ambulancias o atención domiciliaria. El cuidador es un agente importantísimo para la sostenibilidad del sistema de salud. Se trata de intervenciones coste-eficientes, que no requieren tecnología punta, sino simplemente requiere que el médico le tenga en cuenta”.
El estudio desveló también que llevar a cabo tareas de cuidado afecta a la organización de las labores del hogar, ya que más de la mitad de los cuidadores informales o familiares llevan a cabo las tareas del hogar sin la ayuda de nadie, frente al 33% de las personas que no tienen a cargo a familiares enfermos, que en su mayoría comparten las tareas domésticas.
Fuente: medicosypacientes.com