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Los cuidadores son los «grandes olvidados» del alzhéimer

226 personas que atienden a estos enfermos participan en una investigación científica para mejorar su calidad de vida

Cuando una persona padece alzheimer , no es la única que enferma. En el mejor de los casos, el cuidador cae en una «depresión profunda» por no saber gestionar la situación, por lo que hay que brindarle «herramientas, información y atención» porque «del bienestar del cuidador depende el del enfermo».

Así lo explicaron ayer Pilar Sánchez, Matilde Martínez y Ana María Vieitez, tres de las cuidadoras que forman parte de una investigación científica impulsada por la Obra Social La Caixa y la Fundación Pasqual Maragall para mejorar la calidad de vida de los cuidadores de enfermos de alzheimer a través de terapias grupales. Tal como relató en rueda de prensa el director de la fundación, Jordi Camí, se trata de una prueba piloto que pretende demostrar los beneficios de esta iniciativa y el ahorro que supone para la sanidad pública invertir en atender a estos «grandes olvidados» del alzheimer.

Ansiedad y depresión

La investigación estudiará la sobrecarga, ansiedad y depresión, calidad de vida y apoyo social percibido por los cuidadores. También se realizará un análisis del coste y la efectividad de la intervención, puesto que consideran que ahorrará dinero al sistema sanitario, apuntó Camí.

Una hora a la semana durante cuatro meses, 24 grupos de 226 cuidadores en Cataluña, Castilla y León, Canarias, la Comunidad Valenciana y Andalucía se reúnen para compartir sus experiencias, aprender a aceptar la enfermedad y ganar en seguridad para hacerle frente «sin tener ayudas sanitarias». Las tres cuidadoras coincidieron en la falta de apoyos por parte del sistema sanitario público, que, aseguran, aboca a un gran deterioro económico porque «tienes que estar en la ruina para tener acceso a algún subsidio».

Sin ir más lejos, Pilar Sánchez debe pagar 850 euros al mes para que su madre pueda estar en un centro de día donde profesionales la estimulan porque si no, se pasa el día durmiendo. «No es un capricho», insiste, «es una necesidad».

Esta cuidadora añadió que lo más duro es «que los perdemos en vida sin poder asimilar esta pérdida, ya que físicamente siguen estando», y recalcó que «a los cuidadores se nos acaba la vida, porque la ponemos a disposición del otro».

Después de la rabia y la incredulidad, a las 500.000 personas que cuidan actualmente de alguien con alzheimer u otra demencia en España no les queda más que afrontar la situación pero, como apuntó Matilde Martínez, necesitan de alguien que les enseñe a «gestionar las emociones».

«En los talleres tocamos temas como el miedo o el sentimiento de culpa y nos enseñan a buscar los aspectos positivos», asevera Sánchez. No obstante, esta experiencia les está sirviendo, sobre todo, para «no sentirnos raros y ver que lo que le sucede a nuestra persona querida forma parte de la enfermedad que padece».

El objetivo de la investigación, cuyas conclusiones estarán listas en 2015, es que este programa se institucionalice en un futuro pero, aunque la prueba piloto termina en cuatro meses, las tres cuidadoras insisten en que se seguirán reuniendo por su cuenta.

Complicidad sin pena

«La sociedad está sensibilizada ante el alzheimer, pero no debe tener pena o compasión, sino compromiso y complicidad», sostuvo Koldo Aulestia, presidente de la Confederación Española de Asociaciones de Familiares de Personas con Alzheimer y otras Demencias.

Aulestia recordó que si se consiguiera retrasar cinco años la aparición de esta enfermedad, se reducirían a la mitad los casos diagnosticados. Y mientras no se descubra la cura, los cuidadores seguirán al lado de las personas que aman, tendiéndoles una mano y haciendo honor a una enfermedad cuya última facultad en arrebatar es, como afirmó Martínez, el cariño.

La Asociación Catalana para el Parkinson hizo público un informe en el que se indica que el 90% de los enfermos de Parkinson precisa 14 horas diarias de cuidados personales, el coste medio anual de la enfermedad es de 34.500 euros, el 10% de los nuevos enfermos tiene menos de 50 años, y el 65% caen en la depresión tras el diagnóstico.

Fuente: diariovasco.com

Con la colaboración de