Las investigaciones apuntan a que los mismos factores de riesgo que desembocan en una enfermedad cardiovascular influyen también en la aparición de la enfermedad de Alzheimer, tal y como afirmó el director general del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares Carlos III de Madrid (CNIC), el Dr. Valentín Fuster, durante el pasado Fórum Europa organizado en Madrid por Nueva Economía Fórum.
Durante su intervención el Dr. Fuster aseguró que los mismos factores de riesgo que desembocan en una enfermedad cardiovascular “también afectan a las pequeñas arterias del cerebro. Esto no se sabía hace cinco años y lo seguimos estudiando”.
En este sentido, el director general del CNIC destacó que estos momentos se está desarrollando un estudio con 3.000 familias “para seguir comprobando si la progresión del Alzheimer tiene que ver con estos factores de riesgo, que son obesidad, presión arterial alta, colesterol, diabetes, tabaco, nutrición inadecuada con exceso de sal, azúcar y grasas, y la falta de ejercicio físico”.
De hecho, tanto el Alzheimer como la aterosclerosis se caracterizan por presentar una progresión larga y lenta que comienza muchos años antes de la aparición de los primeros síntomas. En el caso de la primera, las alteraciones en el cerebro comienzan a producirse hasta 20 años antes de que aparezcan los conocidos problemas de memoria. Y lo mismo ocurre con la ateroesclerosis, ya que la formación de placas en las arterias se inicia también 10 años antes de que se pueda ocasionar un ataque cardíaco o un ictus cerebral.
La prevención, uno de los retos más importantes
Fuster destacó que en tres décadas se ha prolongado la vida seis años, dos por década, gracias a los avances médicos y tecnológicos, sin embargo, aseguró que “conocemos mucho mejor la enfermedad que la salud y la cuestión es que hay que entender esta antes de que aparezca clínicamente”.
“La tecnología ha prolongado la vida pero la prevención de la enfermedad no existe”, afirmó el Dr. Fuster, quien indicó que uno de los retos más importantes que tiene la sociedad a nivel mundial es prevenir la aparición de enfermedades desde la infancia, para lo cual ha destacado la importancia de la educación en hábitos saludables a partir de los tres años de edad.
Por todo ello, Fuster subrayó la importancia del cambio de conductas poco saludables desde la infancia, ya que “si a un niño de entre 3 y 6 años le enseñas que fumar o no hacer ejercicio físico es malo, cuando sea adulto sabrá decir que no a ciertos hábitos”.