Getxo - Gimnasia en silla de ruedas para personas con problemas cognitivos y sin ellos; gimnasia alrededor de la mesa dirigida a personas dependientes; y, por último, un curso para 11 residentes con Alzhéimer. Con estos ejercicios se ha probado un programa piloto para mejorar la calidad de vida de las personas mayores. Cuarenta inquilinos de la residencia municipal de Getxo Sagrado Corazón que superan los 80 años de edad han participado en estos cursos y la experiencia ha resultado muy satisfactoria. “El programa de actividad física dirigido a personas con distintos grados de dependencia ha supuesto una motivación para ellas y para el personal que las cuida porque desde el principio hemos visto que les ayuda a socializar, les ofrece nuevos estímulos y mejora su estado físico y mental”, explica Jaione Arretxe, responsable del servicio de enfermería.
En el origen del proyecto está la propuesta que llegó a la residencia de la mano de la asociación Siel Bleu, que desde 1997 extiende en diferentes países una metodología muy centrada en las necesidades en materia de salud y deporte de las personas de edad avanzada. Y su puesta en marcha se enmarcó en el programa que Getxo Kirolak diseñó con motivo del reconocimiento de la localidad como Ciudad Europea del Deporte 2014. Ahora que el plan inicial de 24 sesiones llega a su fin, el máximo responsable de Siel Bleu en Euskadi, Arkaitz Allua, señala que su implantación en la residencia de Getxo ha sido muy positiva: “En todos los casos se ha evaluado el resultado teniendo en cuenta cuatro indicadores: participación, bienestar, implicación y autonomía. La experiencia ha resultado muy satisfactoria”.
Pelotas y aros Algunas de las prácticas que llevan a cabo los mayores son conseguir que el brazo izquierdo pase por un pequeño aro y, después, lograrlo con el derecho; y apretar una pequeña pelota de plástico para que las manos estén fuertes. Luego, la clase termina con una partida de petanca.
La gerente de la residencia, Isabel Olabarri, recuerda que “los beneficios de la actividad física se traducen en una mejora de la coordinación a la hora de vestirse o en mantener la fuerza de los brazos para poder sostener los cubiertos cuando comen. El ambiente de grupo y las caras de felicidad al finalizar las clases no ofrecen dudas, así que nuestra intención es mantener este servicio de manera permanente”.
La media de edad de las personas que viven en la residencia getxotarra es de 87 años. La gran mayoría son mujeres, y en su caso el esfuerzo físico siempre ha estado ligado al trabajo y al cuidado de sus familias. “Ninguna de las personas que acude a las clases tenía una experiencia previa con el deporte. De ahí que resulte emocionante poderles ofrecer, aunque sea en el último tramo de su vida, una actividad para su propio cuidado”, destaca la responsable de enfermería.
Fuente: deia.com