Lo más complicado a la hora de programar una terapia para los enfermos de Alzheimer es, precisamente, “adaptar las actividades a ellos”, dice Ana Belén Muñoz, psicóloga de la Unidad de Estancia Diurna.
“Tienen un nivel de actividades muy bajo, pero tampoco puedes programar actividades muy infantiles”. También es complicado el que estas personas se adapten al ritmo propuesto. La orientación es primordial y se trabaja desde que llegan por la mañana. También es importante la atención al familiar: ansiedad, depresión.
Esta Unidad lleva en funcionamiento desde hace algomásde tres años. Está abierto de 10:00 a 18:00 horas. Es un centro, puesto enmarcha por la Asociación de Familiares de nfermos de Alzheimer y que está concertado con la Junta de Andalucía.
Hay 42 plazas, pero ahora hay 38 usuarios. La situación de crisis actual paraliza el proceso para cubrir las vacantes, que se gestiona a través de la Ley deDependencia. Hay bastante lista de espera, según la trabajadora social, Ana Belén Avileo, que es la persona con la que los familiares tienen que hablar a la hora de demandar el servicio.
El Gobierno autónomo les adeuda cuatro meses del dinero. No siempre es la misma cantidad, que depende de lnúmero de enfermos y de los días (entre 24.000 y 28.000 euros/mes),recordaba la presidenta, Carmen González. La Junta estipula un precio para las familias que representa algomás de 20 euros al día en función de si se utiliza o no el transporte. Mediante un sistema de copago, el enfermo aporta entre un 30 y un 40% de su pensión. El restol o pone la Junta.
El centro y la asociación apenas tienen dinero para seguir adelante. Los trabajadores se han bajado un 20% el sueldo. El centro se va manteniendo con rifas, cenas y ahora están pendientes de que el Ayuntamiento pueda cederles el Florida para un concierto de la Orquesta Sinfónica para conseguir fondos.
Pero la calidad del servicio y el número de actividades se mantiene.
Son servicios que la propia Junta te exige “y si no los cumples se puede anular el convenio de colaboración”, indica Avileo. Sin embargo, “si no hay ingresos, habrá que tomarunadeterminación”, añade.
La Unidad de Estancia Diurna ofrece en 8 horas una programación que ataca de forma integral a la enfermedad.Hay enfermeros, fisioterapeutas, terapiaocupacional, psicólogos, asistencia social, auxiliares de enfermería, etc. Todos ellos con un objetivo común: “que las áreas cognitivas del enfermo se mantengan el mayor tiempo posible, ofreciendo un programa individual,
dependiendo de las características de cada uno”, añade Avileo.
Es un trabajo mportante de equipo en el que también se cuenta con un médico de atención primaria. Estas personas están en el centro como en casa, incluso, tal y como señala la subdirectora, Isabel Arana, los fines de semana lo echan de menos porque tienen ya una rutina marcada,que esos días se rompe.
Además no es lo mismo tener una atención permanente durante ocho horas que estar en casa, dondela familia no le puede dedicar todo el tiempo, destaca Ana Belén Muñoz:“aquí se sienten agusto, están rodeados por personas con el mismo nivel. Esto les motiva”. De hecho, “suelen repetir las mismas cosas cada cinco minutos. En casa, llega un momento en que es difícil de soportar, pero aquí hablan entre ellos y como no se acuerdan, pues mantienen la atención”, añade la subdirectora.
Respecto al estado de los enfermos, la gran mayoría de ellos son mujeres, los hay con un deterioro moderado “que permite hacer muchas salidas, porque están bien”. Sin embargo, hay otro grupo con la enfermedadmuy avanzada. En este caso reciben estimulación sensorial y aquí es muy importante el contacto físico. “No es lo mismo tener a una persona así sentada en un sillón, en casa”,dice Muñoz. Lo que sí está claro, según señala la psicóloga es que “la medicación por sí sola no funciona al 100%. Se ha demostrado que la medicación con la terapia no farmacológica, la estimulación cognitiva, si funciona”.
Dehecho,si selescomparacon personasque sequedaneneldomicilio, hay grandes diferencias en la evolución de la enfermedad. “En cuanto dejas de estar encima de ellos, se vienen abajo”, puntualiza la subdirectora.
Las salas están divididas en función de la fase de la enfermedad. Hay espacios multiusos y la sala Snozzelen, puesta en marcha gracias al Premio al Valor Social Cepsa 2011, que aporta una nueva manera en la intervención a personas en fase muy avanzada, señala latrabajadora social. Una de las terapias que realizan, desde el pasado año, es la relacionada con perros. Animales adiestrados que interactúan con los enfermos a través de las caricias “Peinan al perro, hacen actividades de memoría con el animal, pasean y juegan con él”, dice Muñoz. Seretomará este invierno. Dolores Álvarez, lleva tres años viniendoporelcentro“señaldeque no me va mal”, nos dice. Asegura quel e gusta,especialmente la rehabilitación. “Entramos juntas las amigas”, dice. Eso sí, dice temer los días de fiesta porque no viene al centro: “me gusta el compañerismo”. La encontramos en uno de los grupos con los que se trabaja el cálculo, la escritura: “trabajamos la memoría, hacemos cuentas. También trabajamos su ficha personal, para que no pierdan su autonomía en la escritura ni en lo oral. Se trata de tenerlos siempre distraídos”, dicela auxiliar. Pasamos a otra sala y vemos a otro grupo, donde, según nos explica Muñoz, “o bien han perdido la capacidad de escribir o son analfabetos porque en su época no pudieron ir al colegio y sólo escriben su nombre”. En cualquier caso, en este grupo se trabaja el oral.
El siguiente grupo ya presenta un mayor avance en la enfermedad, pero “todavía son capaces de atender muchas órdenes y realizar actividades”. Se utiliza el Método Montessori, que aunque diseñado para niños, se adapta a los mayores. “De forma casera, hemos preparado todo el material porque es muy costoso.
En actividades de laborterapia los hemos preparado”,añade la psicóloga. Eneste caso se trabaja la estimulaciónvisualolaauditiva Además de un café, que se les ofrece a media mañana, a las dos de la tarde se sientan a comer, una hora y media o dos horas después descansan y retoman las actividades, pero más lúdicas: juegan al dominó o a la lotería, ven la TV o pasean por el centro. Además de las ocho horas en el centro, también se ofrecen talleres de cuatro horas en un local alquilado en Doña Casilda. Aquí las personas que todavía hacen tareas domésticas las pueden compaginar con estimulación cognitiva.
Fuente: Europasur