Salvar una vida o ayudar a mejorar la salud de un ser humano está en nuestra mano. Con un simple gesto como es la donación de sangre y apenas diez minutos de nuestro ya de por sí ajetreado tiempo son suficientes para ayudar a tres personas. En solo un año, un hombre puede salvar o paliar la vida de 12 enfermos, una cifra que se reduce a 9 en el caso de la mujer, a quien se le restringe el número de donaciones anuales a tres.
Detrás de ese altruismo no solo está la generosidad del donante, sino también es esfuerzo diario y no siempre reconocido de un equipo de profesionales con quienes El Confidencial ha compartido tiempo y espacio con el objetivo de mostrar qué hay detrás de apenas diez minutos en los que el único y más importante requisito no es otro que tener ganas de ayudar a los demás, sobre todo a los colectivos que más sangre necesitan: los que se someten a tratamientos oncológicos, a operaciones de corazón y los que son receptores de órganos.
Situado en el madrileño barrio de Valdebernardo, el Centro de Transfusión de la Comunidad de Madrid