En el años 1994 se fundó la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer de Burgos (Afabur) con el trabajo de ocho voluntarios que constituyeron la Junta directiva un psicólogo y una trabajadora social. «Entonces teníamos que explicar qué era la enfermedad, utilizábamos personajes conocidos que lo tenían como Rita Hayworth o Ronald Reagan porque venían personas a pedir información para saber qué era esa enfermedad», recuerda la presidenta de Afabur, Eloísa Bellostas, que ha estado en la junta directiva de la asociación desde sus inicios.
La atención se ofrecía en diferente sedes que no eran suficiente. «Antes se venía con el afectado en una fase muy avanzada de la enfermedad, con familiares agotados que ya no podían más y teníamos una lista de espera de un año, era descorazonador», recuerda. Por ello trabajaron lo posible para contar con un espacio que pudiera dar el servicio demandado. El Ayuntamiento cedió un local en la calle Loudum que abrió sus puertas en 1997.
Tiempo después abrieron otra instalación similar en San Julián. «Conseguimos eliminar la lista de espera y con la labor de concienciación vemos que los afectados vienen mucho antes y eso es clave para evitar el avance rápido de la enfermedad», señala la psicóloga, Raquel Moreno.
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