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María Blasco: «El ser humano será capaz de vivir hasta 120 años de una forma sana»

La científica, experta en biología molecular, acaba de descubrir la posible reversión del carcinoma pulmonar, «aunque quedan años para poder aplicarlo a los humanos»

Apuesta fielmente porque haya más mujeres en la toma de decisiones de los niveles más altos. Y asegura que sólo se podrán tratar las enfermedades si entendemos los mecanismos que las originan. Para ello, dice, la apuesta en la investigación de la biomedicina será clave. Experta en biología molecular y especializada en los telómeros, la científica y directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) María Blasco, acaba de recibir el Premio Más Salud que otorga Sesosgi y EL DIARIO VASCO. Blasco protagoniza las páginas de los diarios de medio mundo por haber encontrado algo único: la posible reversión del carcinoma pulmonar.

-Acaba de revolucionar la investigación científica del cáncer de pulmón. ¿Ha descubierto la fórmula para su posible reversión?

-No puedo afirmarlo de manera tan general. Lo que hemos hecho ha sido inhibir el crecimiento de tumores que crecen de forma muy agresiva en ratones, y eso es algo que hasta ahora no se había conseguido hacer de ninguna forma. Ni de manera genética ni con drogas.

-Su equipo ha hecho un descubrimiento único en el mundo. ¿Cómo lo han conseguido?

-Atacando a los telómeros.

Hemos abierto una puerta para desarrollar nuevos fármacos que traten el cáncer

-Disculpe, para los mortales. ¿Qué son los telómeros?

-Son unas estructuras que protegen nuestros cromosomas. Son absolutamente esenciales para la vida de nuestras células y de interés para entender el cáncer.

El entendimiento de los procesos biológicos será una de las mayores aportaciones a la ciencia

-¿Y por qué decidió utilizarlos como diana?

-Para entendernos: cuando se genera el cáncer, una de las cosas que le distingue del resto de enfermedades es que sus células tienen una capacidad de división indefinida. Es decir, adquieren la inmortalidad. Y eso lo hacen gracias a que son capaces de mantener sus telómeros siempre jóvenes, mientras que las células normales sanas van envejeciendo poco a poco. Lo que hemos hecho ha sido atacar esa inmortalidad de las células del cáncer, y lo hemos conseguido atacando directamente a los telómeros. Más fácil: hemos quitado a esas células inmortales la estructura protectora de los telómeros.

Hemos conseguido aumentar el límite biológico de ratones hasta un 40%

-¿Este sistema podría aplicarse a cualquier tipo de cáncer?

-Los telómeros son una propiedad general y las células de todos los tipo de cáncer tienen que mantenerlos para proteger su inmortalidad. Así que sí, pienso que esto se podría aplicar a muchos otros tumores.

-Lo han hecho con animales pero, ¿tienen pensado hacer un ensayo clínico con humanos?

-De momento no, porque esto es una investigación básica.

-Entonces, ¿cuál es el siguiente paso?

-Lo que hay que hacer ahora es desarrollar fármacos que sean capaces de hacer lo mismo que hemos hecho nosotros. Y ahora estamos en ese punto. En el CNIO tenemos un programa que está en estadios iniciales. De ahí a que estos fármacos se puedan utilizar en humanos con cualquier tipo de cáncer tendrá que pasar un tiempo. Aunque sin duda hemos abierto una puerta para desarrollar nuevos fármacos que todavía no están en el mercado.

-De cara al futuro, ¿podremos controlar los tumores e incluso prevenirlos?

-Es muy difícil responder a esa pregunta. Lo que sí estamos viendo ahora es que cada tumor de cada paciente, aunque tenga el mismo diagnóstico, es completamente distinto desde el punto de vista genético. Por eso estamos intentando conseguir tratamientos específicos, conociendo al detalle las alteraciones que ese cáncer está produciendo en la persona en concreto.

-¿Será posible entonces que cualquier tipo de cáncer sea curable?

-No lo sé. Lo único que sé es que en los próximos cien años vamos a averiguar mucho de por qué se producen las enfermedades, y eso nos va a ayudar a tener tratamientos muchísimo más efectivos que los que tenemos ahora.

-De hecho, hoy aún existen enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer que no tienen tratamientos efectivos.

-Así es. Por eso digo que estamos al comienzo de ser capaces de dominar la enfermedad. Creo que dentro de unos años el entendimiento de los procesos biológicos será una de las mayores aportaciones a la ciencia. Será una revolución.

-¿Será entonces la biomedicina uno de los campos científicos que va a experimentar mayores cambios?

-Desde luego que sí. Entender los mecanismos de por qué se producen las enfermedades es esencial para saber tratarlas.

-¿Y se sabe cuál es el germen principal que genera la mayor parte de las enfermedades?

-Está claro que el origen es el proceso de envejecimiento. Incluido el cáncer.

-¿Y qué pasa con los niños?

-El cáncer infantil o algunos cánceres familiares son debidos a alteraciones genéticas más concretas. También existe otro tipo en el que el origen puede ser un agente infeccioso, como el papiloma virus con cáncer cervical. Pero la mayor parte de los tumores aparecen a partir de los 40 o 50 años.

-Cada vez más comunes, por cierto.

-No lo creo. Quitando las enfermedades infecciosas que pueden aparecer debido a un brote repentino, el resto de enfermedades, en general, están con nosotros desde el origen de la humanidad. Lo que pasa es que ahora vivimos más años y tenemos más riesgo de desarrollarlas. Porque son dolencias asociadas al envejecimiento.

-¿Y se podrá alargar el tiempo de vida sin enfermar?

-Sí, por supuesto, estoy convencida. Y eso es algo que ya lo hemos hecho con ratones de laboratorio. Mi grupo publicó en 2008 un trabajo donde fuimos capaces de retrasar el cáncer o retrasar prácticamente todas las enfermedades relacionadas al envejecimiento. Posteriormente, otro grupo demostró con ratones envejecidos que se podía retrasar la muerte.

-Vaya, ¿y estas investigaciones llegarán a los humanos? Estoy convencida de que más de uno querrá saber la fórmula mágica para retrasar el envejecimiento...

-Toda investigación científica, tarde o temprano, se convierte en una realidad que mejora nuestra calidad de vida. En 2012 publicamos otro trabajo donde conseguimos, activando una encima que se llama telomerasa, mantener los telómeros jóvenes. Como consecuencia, los ratones alargaron su tiempo de juventud, su tiempo de estar sanos, porque retrasamos la aparición de las enfermedades y, como consecuencia, vivieron más. Obviamente, el objetivo es hacerlo en humanos.

-¿Llegaremos entonces a vivir hasta los 120 años?

-El límite biológico de nuestra especie es de 115 años. Y creo que eso se puede alterar y llegar a vivir hasta los 120 años. Hemos sido capaces de aumentar el límite biológico de ratones hasta un 40%, así que cabría esperar que atendiendo a los mismos mecanismos pero en humanos, se podrá aumentar muy significativamente nuestro límite biológico.

-Ya, ¿pero en qué condiciones?

-Hay que dejar clara una cosa: no hay manera de vivir más años si uno no está sano. Las personas que llegan hasta los 120 años de vida es porque a los 90 aún estaban andando en bicicleta y tenían una vida activa. Llegar hasta los 120 años es consecuencia de un estado de salud mejor a lo largo de la vida.

-No hay duda de que todas estas conclusiones son fruto de mucho trabajo. ¿Qué le parece hacer ciencia en España?

-España es un país que en cuanto a centros de investigación está en la primera línea mundial. Pero sí es verdad que se ha sufrido mucho la crisis económica. El que haya habido menos financiación para la investigación se ha notado de manera muy significativa, y creo que es importante que esta situación se revierta cuanto antes, porque insisto: tenemos centros de investigación que están entre los mejores del mundo, no podemos permitirnos perderlos.

-¿Esas restricciones presupuestarias han podido frenar alguna investigación?

-Afortunadamente en el CNIO no, pero tengo constancia de que en muchos otros sitios sí. Los más afectados han sido los centros más pequeños, con menos presupuesto, y hay que saber que estos espacios son igual de importantes que los centros de excelencia, porque son la pirámide de formación de los científicos.

-Muchos de los cuales se están yendo fuera del país...

-Hay un flujo de científicos constante. Yo misma me fui fuera. El hecho de marcharte fuera a especializarte es parte de la formación. El problema es tener que emigrar porque no tienes otra opción aquí dentro. Eso desde luego es un problema, y un problema aún mayor es no poder volver. Como lo es que aquí no seamos capaces de traer investigadores de fuera 'super top'. Hay que entender que la investigación científica es internacional. Es como si el Real Madrid o el Barça no quisieran fichar ningún jugador internacional. No sería lógico. Irse fuera sólo tiene sentido si es para mejorar.

-En ese flujo internacional, dicen, hay un nuevo hallazgo cada dos días. ¿Qué me dice al respecto?

-Yo iría más allá: hay nuevos hallazgos cada instante. Voy a citar a un físico, Rychard Feynman. Él dijo que estamos al principio, al inicio del desarrollo de nuestra especie, el Homo Sapiens; al comienzo de nuestra capacidad de conocimientos e inteligencia y de nuestra capacidad de transformación. Estoy de acuerdo. La maquinaria de la investigación es brutal y, por lo tanto, el conocimiento humano está aumentando de manera asombrosa.

-¿Qué supone ser una mujer con un cargo de relevancia en el mundo de la ciencia?

-La responsabilidad que tengo, tanto como investigadora como directora del CNIO es muy alta. Pero creo que es lo mismo para un hombre que para una mujer. Otra cosa es que sea necesario fomentar que haya más mujeres que lleguen a los puestos más altos. Es inaceptable que 50 años después de que se aprobara el acto de derechos civiles en Estados Unidos, donde se decía que no podía haber ningún tipo de discriminación en el trabajo respecto al sexo, todavía no estemos en los niveles más altos de la toma de decisiones. Simplemente no es aceptable, porque indica que se está perdiendo talento.

Fuente: diariovasco.com

Con la colaboración de