A Patxi del Campo le gusta explicar lo que consigue con su trabajo recordando un momento vivido hace años con una paciente extremeña: “Una mujer que no hablaba, de la que no conocíamos la voz. Me dejaron una cinta con música del norte de África y, al escucharla con ella, empezó a dar palmas y seguir el ritmo, para mi gran sorpresa. Cuando terminó la primera cara, me preguntó si le podía dar la vuelta. Yo nunca había escuchado su voz. Cuando terminó la segunda cara, me empezó a contar que esa música era de cuando los moros se llevaron preso a su marido en la Guerra Civil. Había tenido una experiencia con ese sonido, había evocado una parte de su historia y la había traído al presente narrando. Ése es el trabajo de reminiscencia”.
Del Campo es director del Instituto Música, Arte y Proceso, especializado en terapias musicales con pacientes diagnosticados de alzhéimer, una disciplina complementaria al tratamiento farmacológico que obtiene resultados tan llamativos como el citado en personas que sufren importantes daños cognitivos y pérdida de memoria.
“Escuchar música les produce seguridad, identidad, porque les recuerda lo que han vivido, escuchado, bailado y habían perdido en la memoria”
“Es una herramienta que ayuda a retrasar el deterioro, nunca hablamos de curar”, precisa. “Una de las cosas básicas y bonitas es que los periodos de agitación de estos pacientes disminuyen. Escuchar música les produce seguridad, identidad, porque les recuerda lo que han vivido, escuchado, bailado y habían perdido en la memoria. Luego intentamos socializar al paciente, para que se relacione con familiares y la gente con la que vive”.
Las técnicas que se emplean en las sesiones de musicoterapia van desde la escucha de fondo o individual al canto terapéutico, llegando a poder jugar con instrumentos musicales. Suelen ser intervenciones en grupo, aunque teniendo muy en cuenta las necesidades de cada paciente.
Raquel Guerrero, musicoterapeuta de la clínica psicogeriátrica Josefina Arregui, en Alsasua (Navarra), destaca la sistematización del proceso. “El musicoterapeuta profesional, y no cualquier persona con conocimientos musicales u otro profesional sociosanitario, emplea la música y los elementos musicales