Los buenos resultados de la neuroestimulación cerebral profunda en el manejo de los trastornos del movimiento, en particular del Parkinson, han animado a ensayar la técnica en otras patologías, como la enfermedad de Alzehimer, con un ensayo con 42 pacientes cuya fase II finalizará en dos meses. Así lo ha avanzado Andrés Lozano, neurocirujano del Hospital de Toronto, en Canadá, en una mesa redonda sobre presente y futuro de la neuroestimulación cerebral profunda, celebrada en el Colegio de Médicos de Asturias y organizada por Fernando Seijo, jefe de sección de neurocirugía del Hospital Universitario Central de Asturias y uno de los especialistas que en España cuenta con la serie más extensa de pacientes de Parkinson intervenidos con neuroestimulación cerebral profunda.
El ensayo en el que participa el servicio de Lozano es un estudio multicéntrico doble ciego. A todos los pacientes se les ha colocado un electrodo; sin embargo, solo en la mitad de los casos el neuroestimulador ha sido encendido, mientras que en la otra mitad el marcapasos permanece inactivo, "con el fin de descartar cualquier efecto placebo".
Terapia continua
En abril se procederá al apagado del neuroestimulador y al análisis de los resultados, para comprobar la evolución de los pacientes de cada uno de los grupos, de los que han sido sometidos a neuroestimulación continua durante 24 horas diarias a lo largo de un año y de quienes han tenido colocados los electrodos pero sin estimulación.
El circuito del cerebro estimulado en el caso de la enfermedad de Alzheimer es el fórnix, por estar relacionado con el control de la memoria y los procesos cognitivos. Utilizando una metáfora, Lozano ha indicado que "es como si tuviéramos a los pacientes estimulados haciendo sudokus todo el día y lo que queremos es ver si la enfermedad evoluciona de forma diferente en los sometidos a neuroestimulación cerebral profunda".
Los pacientes incluidos en el ensayo presentan la enfermedad en estadios iniciales, con un transcurso de entre un año y dos después del diagnóstico, "porque solo los pacientes leves tienen posibilidad de mejorar; en los casos avanzados la técnica no funciona porque el circuito sobre el que tenemos que actuar es como si hubiese desaparecido".
Así lo han demostrado estudios previos. Además de evaluar la acción de la neuroestimulación cerebral profunda sobre la conservación de las condiciones cognitivas, también se tratará de ver "si podemos prevenir la retracción y la atrofia del cerebro que sabemos que se produce en la enfermedad de Alzheimer".
Fuente: dmedicina.com